Imagen del póster en IMDb.
Estoy con la revolución hasta que ella diga
Resultó
ser una grata sorpresa ver esta desconocida producción (para quien escribe). Una
película bien hecha, muy bien actuada, buena fotografía, buen guión y buen
montaje. Está firmada por Fernando
de Fuentes. Es increíble que en un país subdesarrollado, como era México en
1935, se haya hecho semejante película. Es una historia que cuenta con los
elementos clásicos del cine mexicano de entonces: el arquetipo del macho
mexicano, la música y la danza, la alegría y el compañerismo entre los
compadres, la revolución.
Seis
amigos se unen a la revolución de Pancho Villa. Poco a poco
van muriendo, hasta que quedan solo dos. Uno de ellos enferma de viruela
(Becerrillo), y Pancho Villa le ordena a su amigo Tiburcio que creme al enfermo.
Tiburcio obedece, pero aún así Villa lo deja y le ordena que no se una a la
tropa hasta nuevo aviso. Tiburcio, decepcionado, abandona la lucha.
La película
mantiene durante toda su duración un ritmo adecuado para la atención del
espectador, con escenas de humor, de amistad, de guerra. Todo muy bien
balanceado. En lo que refiere al planteamiento (que lo tiene) este parece ser:
yo apoyo la revolución hasta que ella me perjudique o me dé la espalda. En una
escena anterior a la enfermedad de Becerrillo, ya planearon desertar algunos
rebeldes, debido a que Villa los discriminaba con los pertrechos: le daba la
mejor comida a otras divisiones, y mejores condiciones generales. Esto refuerza
las escenas finales, cuando Tiburcio se decepciona porque la revolución le da
la espalda, ya no lo necesita. Villa está claro en que en un movimiento como el
que él dirigió, el colectivo prevalece sobre lo individual. Eso parece lo
correcto, excepto para el individuo que es víctima. Cuando es a uno a quien le
toca ser la víctima, uno naturalmente se decepciona de la revolución. Es justamente en ese punto en que el comunitarismo y el liberalismo deberían coincidir: los
derechos individuales no deben ser menoscabados por el derecho comunitario, ni
viceversa: los derechos colectivos no deben ser menoscabados por el derecho
individual. Este balance no es fácil de dilucidar, y una sociedad donde la diferencia
es notoria, sirve como caldo de cultivo para el autoritarismo o la anarquía. Villa
decidió como debía decidir, pero Tiburcio reaccionó de manera natural, como
muchos hubieran reaccionado. ¡Vámonos con Pancho Villa! es un film hecho con mucha honestidad, es una gran película.
De Archivo General de la Nación, Dominio público,
https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1505140
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Artículo (muy completo) en Wikipedia:
Ficha en IMDb: https://www.imdb.com/title/tt0027240
Ficha en Filmaffinity: https://www.filmaffinity.com/es/film187248.html
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