Siempre tendremos a París
Rick,
personaje del film.
Casablanca es una película legendaria dentro del repertorio
de Hollywood, una película prácticamente de culto. Fue hecha con mucha premura,
filmando escenas que no estaban ordenadas de forma secuencial en la historia, y
muchos más contratiempos. El hecho de que las escenas no se rodaban en
secuencia no es grave en sí, pero resulta que solamente Michael Curtiz y Humphrey Bogart conocían la trama y el final de la historia. Un actor debe conocer el
guión en su totalidad desde el inicio, para anclar su personaje al contexto en
el que la historia se desarrolla; máxime si el personaje sufre ciertos cambios
emocionales a lo largo de ésta, como es el caso de Casablanca. Aun así, el
trabajo de Curtiz fue encomiable y resultó en un film memorable, icónico, que
ganó muchos premios y fue seleccionado para formar parte del National Film Registry de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos por sus méritos.
Rick (Humphrey Bogart) tiene un café en Casablanca
(Marruecos), en donde alternan delincuentes de cuello blanco, autoridades francesas y alemanas,
además de lugareños y foráneos. Un día llega al café, procedente de
Europa, un viejo amor de Rick, Ilsa (la legendaria y hermosa Ingrid Bergman), acompañada de
su esposo Victor Laszlo (Paul Henreid), buscando un salvoconducto para seguir
viaje a América. Victor es buscado por las autoridades alemanas por sus
actividades en contra del régimen nazi. La trama transcurre mientras Ilsa logra
obtener el permiso para salir de Casablanca ella y su esposo (ella se conforma con un permiso solo para Victor), a través de Rick
y sus contactos. Pero también ocurren algunos momentos de acercamiento entre Rick y ella, en los que ambos rememoran un pasado que fue pero terminó. Al
final, el amoral Rick –amigo de Dios y del Diablo- logra obtener el permiso para ambos, a
cambio de nada, solo por el hecho de haber tenido un instante del pasado con
Ilsa, vale decir que por amistad. Ante la actitud dubitativa de Ilsa, que aún quiere a Rick y no sabe si irse o quedarse con él, éste le ayudará
a tomar la decisión correcta para todos.
Casablanca da cuenta de los sacrificios que la gente debe
hacer, especialmente en tiempos de guerra, de las cosas que se deben dejar de
lado para lograr fines más nobles. Amores que pudieron ser pero no fueron,
compromisos con bandos antagónicos, amoralidad (e inmoralidad) como base para
la forma de actuar durante tiempos difíciles y lograr la sobrevivencia, falsas
amistades, hipocresías y más. Un cóctel variado, para todos los gustos,
enclavado en un sitio exótico (aunque se filmó en estudios), y con un romance que
presenta incógnitas como columna vertebral de la historia. Una aleccionadora trama
que se desarrolla durante la guerra, y que fue rodada y proyectada igualmente
en tiempos de guerra, invitando a los espectadores a reflexionar sobre los sacrificios que había que hacer en esa época tan oscura de la Historia, sacrificios a los que también estaban expuestos los mismos espectadores.
Muy buenas actuaciones de la joven Ingrid Bergman y más aún
del galán Humphrey Bogart, pareja cuya empatía logró una destacada sinergia, un
excelente guión y una gran dirección de Curtiz, sin que desmerezcan la fotografía, la edición y la música. Este film ganó el Óscar como mejor película en 1943. Una de
las más famosas y hermosas historias de amor del cine. Quizás algo sobrevalorada,
constituye una de las películas denominadas “clásicas” que hay que ver. Sinopsis y muchos datos de su realización en este enlace.
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