Bienvenid@

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Este blog no es de crítica especializada ni académica, solo de comentarios «al dente» de un espectador común.

Advertencia: destripe.

Algunos comentarios hacen referencia a momentos claves del argumento o al desenlace de este (destripe, spoilers).

28 abril 2020

Tratado de baba y eternidad - Isidore Isou (1951)


Imagen del póster en IMDb.

Disrupción máxima.


Jean Isidore Isou fue el abanderado de un movimiento artístico denominado letrismo, allá por los finales de los años 40 y principio de los 50 del siglo XX. Este filme experimental (Traité de bave et d'éternité) viene a ser una especie de manifiesto de un nuevo cine enmarcado por el letrismo y sus conceptos disruptivos. Este movimiento no trascendió. En lo que refiere al cine, su planteamiento es un tanto irracional, pareciera obra no de un genio sino de un oligofrénico (¡muchas veces tan cercanos!). Fue una búsqueda de los vanguardistas de la época.

La película, de dos (largas) horas de duración, muestra imágenes diversas y un texto interminable, que no cesa ni por un instante en ser transmitido (no hay ni siquiera dos segundos de silencio, ¡joder!). Las imágenes refieren a cualquier cosa, Isidore caminando por París, militares en ejercicios de guerra, atletas haciendo gimnasia, marineros pescando, cualquier cosa, es irrelevante. Muchos de los fotogramas están afectados —de manera deliberada— por arañazos, decoloraciones o manchas, lo que constituye el llamado «cine cincelado».

La disociación de la imagen y el sonido —también deliberada— conforma lo que él llamó el «montaje discrepante». Precisamente el letrismo pretendía esa ruptura entre imagen y sonido, invirtiendo la sumisión tradicional del texto a la imagen (mantenida desde los inicios del cinematógrafo) a una preponderancia del texto sobre la imagen. En un extremo último de esto se encontraría la radio. Esta era la subversión que tenía por norte el movimiento letrista y esta es su cinta más representativa.

El ininterrumpido texto comprende una historia de amor fragmentada, ofrecida en segmentos; reflexiones sobre el arte y la cultura; declaraciones de intención del letrismo, alabando sus bondades y los nuevos atributos que tendría el arte bajo sus premisas; incluso tiene palabras un poco soeces contra los opuestos al movimiento; tachando de anacrónico el surrealismo, por ejemplo. Algunas de las digresiones que se mencionan son interesantes y dignas de atención, no es una perorata sin sentido.

Como ejercicio del intelecto que busca alternativas al statu quo tiene alguna importancia, es laudable que se busquen nuevas formas expresivas en el arte; pero la irregularidad, la rotura es tal que no permitiría insertar narraciones, tal como es en el cine tradicional; no es para contar historias, es para otra cosa, para lo que hoy conocemos como performance.

Quizás en esa época, el abismo al que se asomó la humanidad por la II Guerra Mundial fue tan brutal que muchos intelectuales, ante el asombro, buscaron nuevas opciones solo para desconectar con un pasado que dio a luz monstruos. Es posible, no lo sé. En cualquier caso, gracias a que este movimiento no fue exitoso es que podemos disfrutar de historias contadas de manera normal; algunas más complicadas, otras menos, pero narrativa al fin. El cine logró por su parte, a lo largo de su evolución normal, insertar elementos oníricos, fantasmales, fantasiosos, surrealistas, simbólicos, etc., que enriquecieron la narración sin dejar de ser narración (casos de Lynch, TarkovskiBuñuel, Fellini, Bergman,...), otorgándole significado trascendente y llevándola al nivel de alegatos que van más allá de lo contado, que son crítica social, política, religiosa, o de ideas; tal como la literatura. Muchos de esos casos fueron anteriores a Isou. Por ejemplo, Buñuel a finales de los años veinte e inicios de los treinta ya hacía cosas alucinantes que se podrían calificar de experimentales (o no) pero que, en cualquier caso, eran intentos portentosos de trasgresión artística, de ruptura y búsqueda de nuevas vías de expresión a través del surrealismo; al igual que Germaine Dulac, autora del primer filme surrealista en 1928.


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24 abril 2020

La inútil muerte de mi socio Manolo - Julio García Espinosa (1989)


Imagen tomada de EcuRed.

La inútil pérdida de tiempo viéndola.


Cheo visita a su antiguo socio Manolo. Beben para celebrar el reencuentro y rememoran con alegría y cierta nostalgia el pasado. Cuando están embriagados, el tono de la conversación se endurece, Manolo reconoce la infidelidad de su mujer a la vez que le dice epítetos a Cheo que no soporta. Este agarra un cuchillo que está sobre la mesa y lo mata.

El espíritu de este blog es comentar en positivo, y no comentar películas de las que uno tenga una opinión negativa. Esta idea nació luego del comentario (negativo) de SubHysteria. Sin embargo, comentaré esta para dejar en el tapete la interrogante de por qué alguien haría una película así.

Esta es una película de escasísimo presupuesto: solo dos actores hablando trivialidades sin cesar en un escenario de carácter teatral. De hecho, la película es como si se filmara en un teatro. No me extrañaría que el diálogo haya sido una improvisación de ambos actores, a los que el director les dio una sencilla pauta; en cuyo caso sería lo más loable del filme: las actuaciones improvisadas. La ausencia total de intriga, de puntos de giro y de los demás elementos básicos del arte dramático hacen de esta película un bodrio. Detonante, primer acto, segundo acto, conclusión, todo en los últimos dos o tres minutos, cuando ocurre el asesinato, lo demás es relleno insulso.

Solo es rescatable las escenas de una pareja, supuestos vecinos de Manolo, que baila bajo la lluvia, ella desnuda. Incluso tiene algo de poesía, de fuerza estética.

La caza (1966), de Carlos Saura, en la que unos amigos van de cacería y se terminan matando, tiene una tensión in crescendo a lo largo de todo el filme, capaz de pegar en la silla al espectador. Es una película que está tan alejada de esta como pueda estarlo cualquiera. Julio García Espinosa tuvo que haber tomado ideas de esta antes de hacer la suya. Jeanne Dielman, 23, quai du commerce, 1080 Bruxelles, de Chantal Akerman, también ahoga en monotonía (de forma deliberada, tanto al personaje como al espectador), pero está hecha con tal maestría que no solo es rescatable, sino que es admirada por la comunidad cinéfila. No es el caso de esta cinta. Sí se logra un clima de aburrimiento y vacío, al estilo caribeño, con mucha cháchara, pero no llena las expectativas dramáticas como sí lo hacen las mencionadas antes.

Comento este filme con la única intención de hacer un ejercicio para responder ¿por qué alguien haría una película así? Con seguridad, Empire (1964)(1), de Andy Warhol, es más aburrida y, supongo, más costosa. ¿Por qué Warhol hizo Empire y otras películas similares, como Eat?

¿Por qué Julio García Espinosa hizo esta película?

1. Creyó haber hecho una gran película y nadie le dijo lo contrario.
2. Supo que hizo una mala película y le dio igual lo que opinaron los demás.
3. Creyó haber hecho una gran película y le dijeron que era mala pero eso le importó un bledo.
4. Fue un ejercicio, quizás para justificar un préstamo para hacer una película, algo así.
5. Quería saber hasta dónde llegaría la improvisación de los actores.
6. Para burlarse del público (esta es la opción más aberrante e incierta).
7. Es profunda y compleja y no la entendemos los demás.
8...n Disponible para que el lector enumere otras (n) opciones.


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(1) Empire (experimental) consta de una simple toma de ocho horas del edificio Empire State.

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Reseña en EcuRed: 


21 abril 2020

El último hombre en la Tierra - Sidney Salkow (1964)


Imagen del póster en IMDb.

Hoy es (casi) una realidad.


También llamada Soy leyenda, es una película estelarizada por el legendario Vincent Price que narra las andanzas del doctor Robert Morgan, el último hombre que —como tal— habita en la Tierra, la cual ha sido asolada por un bacilo del que no se dan datos. Es una adaptación de la novela Soy leyenda, de Richard Matheson.

La mayoría de los sobrevivientes de la pandemia son hematófagos (Robert los llama vampiros pero más parecen zombis). A través de flashbacks se nos cuenta que Morgan trabajó en los laboratorios donde se estudiaba la forma de neutralizar al bicho. También cómo era su vida, su relación con sus amigos y cómo perdió a su esposa y a su pequeña hija en la pandemia. Ahora se limita a sobrevivir (él se sabe inmune y supone que es debido a que fue mordido por un murciélago en el pasado). En su triste y deprimente deambular diurno por la desértica ciudad, en una ocasión se topa con Ruth, otra sobreviviente que no está inmune a la enfermedad pero que tampoco se ha convertido en una vampiresa propiamente dicha: se inyecta un antídoto para que el mal no progrese en su organismo (a tal punto que puede salir de día, como Morgan, que se convirtió en leyenda por ser el único que circulaba a plena luz). El grupo al que pertenece la envió para retener a Morgan, al que pretenden eliminar. 

Lo que quedó de la humanidad está dividido en dos bandos: unos inútiles y torpes vampiros (o zombis), y otros que no llegan a ser tan inservibles pero que ven en Morgan un peligro del que tienen que salir. A este grupo pertenece Ruth. Son los que establecerán un nuevo orden, en el que los diferentes no serán aceptados.


Afiche de El hombre omega (El último hombre vivo),
remake con Charlton Heston.


No se trata de una gran película pero es de visionado casi obligado en estos días de pandemia. En 1971 se hizo un remake protagonizado por Charlton Heston, cuyo título es El hombre omega, también de calidad media. La más reciente versión (2007), protagonizada por Will Smith y dirigida por Francis Lawrence, es la mejor cinta de las tres mencionadas. Cualquiera que piense que es mera ciencia ficción sin posibilidades de concretarse en realidad, está mal informado, como bien puede constatarlo por sí mismo en estos días.

Sobre este tema hay infinidad de películas. Las distopías, si bien son pesimistas y a algunos no gustan, tienen buena taquilla por la atracción del grueso del público hacia lo sórdido, lo morboso (sin que esto sea peyorativo): en el arte dramático, una historia en la que todos son felices no cautivaría a nadie o a muy pocos; la mayoría gustamos de historias donde los personajes se ubican al límite de sus posibilidades y luchan contra los obstáculos que emergen en su vida. Si vencen o no (finales felices o infelices) es otra cosa y suele no ser relevante, lo importante es que se presente un conflicto y combatan las dificultades.


Afiche de Soy leyenda, con Will Smith.


Covid-19, la peste china.

Esta pandemia que estamos sufriendo en la actualidad, es un abreboca de lo que sería un final apocalíptico provocado por una guerra bacteriológica. El virus SARS-CoV-2 (llamado coronavirus por los mass media, muy respetuosos con el partido comunista chino) arrojado a la población del mundo en Wuhan, China, ha destrozado nuestras vidas. Basta con salir o con ver por la ventana las desoladas calles de las ciudades (tal como en las películas comentadas), las tiendas cerradas, los escasos vehículos circulando y los más escasos peatones caminando y evadiendo a otros peatones que se encuentren en su camino. Se escribirán libros (correrán «ríos de tinta») sobre este asunto; ya se han escrito al momento de hacer esta reseña. A seguir, algunas consideraciones.

Es evidente que los estándares de higiene en China son peores que mediocres. Si el origen de la pandemia no fue en el mercado de repulsivos animales vivos de Wuhan (donde parece ser que no venden murciélagos) y fue el escape de un producto elaborado en su laboratorio de guerra bacteriológica (posibilidad que, en principio, han descartado los científicos), tanto peor, pues sería un genocidio deliberado. Hay razones de índole económica que hacen pensar que ha sido así (un producto creado de forma artificial con propósitos económicos financieros). Quizás la investigación aclare, algún día, si fue así y si se liberó ex profeso. Por cierto, no entiendo a los que dicen que esta ha sido una guerra mundial y que la ha ganado China por goleada. ¿Los que ganan son siempre los más asesinos? No estoy muy claro con eso.

La estrategia del partido comunista chino de esconder la información ha sido letal para la humanidad; confirmando así lo infame que es ese sistema de gobierno de libertades conculcadas y lo anticuado que es para el mundo moderno; tan lejos de ser favorable al progreso como pueda serlo. Deben pagarlo de alguna forma. Las vidas perdidas no podrán devolverlas, pero algunas medidas deberán adoptar los países que han sido víctimas de su proceder asesino para resarcirse de este genocidio. Por ahora solo percibimos las consecuencias de vidas humanas que se han perdido; pronto veremos las terribles consecuencias en la esfera de la economía y en la forma de vida de todos nosotros. ¿De verdad China ha ganado esta «guerra mundial»?

Si bien esto ha sido algo imprevisto, la mayoría de los gobernantes (y de los gobiernos) han sido torpes e incompetentes, por decir lo menos. Ni siquiera saben contar los casos ni los muertos. Algunos, como el español, han sido tan negligentes —de forma deliberada para hacer negocio con el suministro de equipos y materiales— que podrían tildarse de delincuentes, si no de genocidas. Con la anuencia de los gobernantes, o sin ella, los mercaderes de siempre han hecho su agosto, esos a quienes no les importa la vida de las personas: mascarillas que costaban céntimos de euro, ahora cuestan cinco euros o más. Decenas de veces —o más— su precio ordinario. Lo peor de la especie humana ha aflorado. Como contrapartida, también han emergido iniciativas ubicadas entre lo mejor de la especie, como los gestos de solidaridad o los de darse ánimos —y pésames— unos a otros.

Ha quedado evidenciado lo fácil que es, con el apoyo de las nuevas tecnologías, instaurar un estado totalitario. De hecho, en todos los países que hay cuarentena (llamada también confinamiento) se está viviendo un ensayo de estado absolutamente totalitario. Bastaría con el «distanciamiento social» y simples protecciones para combatir el contagio masivo, pero los gobiernos desconfían de sus súbditos la gente y del sentido común de la gente (cosa comprensible, por demás) y han optado por el estado de sitio (a excepción de Suecia y quizás de algún otro país): todos en sus casas, sin siquiera el derecho a dar un corto paseo. Los que tienen mascotas sí pueden salir a dejar las aceras tapizadas de caca (lo usual). También se puede salir a por comida y medicinas (¡no faltaría más!, de lo contrario serían una réplica de los nazis).

Los medios de comunicación, en su inmensa mayoría en manos de gente de izquierda y de extrema izquierda, le lavan la cara al régimen chino que engendró esta pandemia (también al gobierno español actual, de corte comunista, trivializando todo lo que pueden el desastre). El discurso deriva, en muchas ocasiones, hacia el agradecimiento: debemos estar agradecidos por las inmensas oportunidades que esta pandemia nos ha proporcionado; ahora podemos ver cosas de la vida que antes no veíamos (éramos unos ciegos y tontos); hay menos contaminación (esto es cierto, claro) y podemos estar más tiempo con nuestros seres queridos (también cierto). Es el tipo de argumento que, si bien es esperanzador, alecciona para que agradezcamos a nuestros verdugos por esta oportunidad histórica de que nos asesinen. Es lo que, a falta de otro calificativo, en inglés se denomina bull shit. El costo ha sido razonable: la vida de decenas de miles de personas. ¡Gracias, partido comunista chino, por los favores recibidos!

Organizaciones como la OMS (y miles de oenegés, que, por cierto, están de muy bajo perfil) han demostrado ser inservibles, como los vampiros supervivientes del filme comentado. Si no son inservibles, ha quedado en evidencia que sus pronunciamientos responden a la ideología política (comunitarismo [comunismo] o liberalismo [capitalismo]) de sus dirigentes y no a principios científicos imparciales. De la OMS, que está dirigida por un advenedizo que ni siquiera es médico o biólogo (es una suerte de «médico comunitario», similar a los «médicos» bolivarianos que se gradúan en pocos meses de «médicos»), ¿qué se podría esperar? Con razón Donald Trump le quiere quitar la teta de la boca. La academia del ministro de sanidad español, por ejemplo, está tan lejos de la biología como la de un albañil o la de un herrero; es el criterio chavista, según el cual cualquiera puede detentar cualquier cargo, sin importar su formación académica. Así las cosas, todo ha sido un desastre (que los medios, en manos progres, esconden y tergiversan).

La dependencia en la manufactura de infinidad de menudencias que se llevan a cabo en los países asiáticos, dejando sin industria a los países occidentales (la llamada globalización) ha demostrado ser muy nefasta. También en esto tenía razón el catire Trump al pretender reindustrializar EUA. Podrá ser folclórico y quizás algo temperamental, pero es un fulano muy informado y ha demostrado querer egrandecer aún más a su ya grande país. Los industriales van a tener que invertir más en sus propios países de origen y depender menos del «gigante asiático», sin considerar mucho el asunto de los costes de producción, contentándose con canjear estos por «costes estratégicos».

La biosfera del planeta está agradecida por este corto período de descanso de las actividades humanas. El aire y las aguas están ahora más limpias y la contaminación es mucho menor. Es más, se nota al salir a la calle, al respirar aire más puro; se nota en la grasa y la suciedad que exuda nuestra piel; se nota de varias formas. Ha sido una fiesta para la biosfera, pero lo pagaremos caro con la reducción brutal del estado de bienestar a corto plazo. Seremos todos más pobres. Algún meme que rodó por las RRSS decía que el chavismo se ha adueñado del orbe. Tal cual. Ojalá y el futuro derive hacia procedimientos de producción menos agresivos con el medio ambiente y se aproveche la que quizás haya sido la única ventaja de la pandemia.

Las RRSS han servido como teléfonos (y para afianzar el estado totalitario). Ahora que todos tenemos que relacionarnos a distancia, las RRSS se imponen para la comunicación. Quizás han logrado su panacea: que la comunicación sea solo a distancia (tendremos que emplear cosas como el orgasmatrón, jocoso dispositivo que apareció en la película El dormilón (1973), de Woody Allen, entre otras cosas). En cuanto a la ayuda de las tecnológicas para combatir la pandemia, esta ha brillado por su ausencia o ha sido muy tímida, muy tibia. Apenas a varios meses de iniciada la hecatombe, van a desarrollar una app para ayudar a combatir el genocidio. Debe ser que no percibieron posibilidades de hacerse de millardos o de billones de dólares por hora. Al comienzo pudieron implementar algún tipo de logística para registrar los contactos entre las personas infectadas con otras, pero no surgió ninguna iniciativa digna de mención. Han tenido una actuación gris oscura, tan oscura como el negro. Con la excusa de que no circulasen los bulos, implementaron una censura totalitaria a los mensajes que nos enviamos, al menos por WhatsApp (censura controlada por los progres, que son los elegidos de Dios para conocer la verdad). Para esto sí actuaron, para castrar la libertad de expresión.

Nuestras vidas cambiarán a partir de ahora (a menos que pronto se descubra una vacuna y que la hagan universal). No solo por las condiciones de la golpeada economía, también por el simple hecho de que cambiaremos nuestros hábitos de vida. El llamado «distanciamiento social» es la bandera de la nueva sífilis. En la calle, cada uno de nosotros es un homicida en potencia, que porta en su boca el cañón del arma y en sus manos el veneno invisible; ergo, debemos evadir y distanciar al otro. ¡A mí no me toques ni te me acerques! ¡Vete con tu chancro a otro lado! «El infierno son los otros», nos dijo Sartre; bien, ahora el otro es nada menos que el homicida, el nazi. La normalidad tal como la hemos conocido no regresará hasta pasado mucho tiempo, si es que se desarrolla una vacuna de libre y universal acceso (cosas de las que podemos dudar). En cuanto a la economía, también tardará mucho tiempo en rescatarse el estatus «normal», sea lo que sea que eso signifique.

No sé si podemos aspirar a la justicia por todo lo que ha acontecido. Espero que paguen los que tengan que pagar, comenzando por el partido comunista chino (por asesinos al mentir de forma deliberada) y China en general (por sus estándares de higiene medievales, si es que eso fue el caso). Por ahora, hay que soportar con estoicismo nuestro destino. Quizás otra frase de Sartre puede ayudarnos; una frase que supongo la pusieron en práctica (antes que Sartre la enunciara) los sobrevivientes de los campos de exterminio del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán: 

«Lo importante no es lo que han hecho de nosotros, sino lo que hacemos con lo que han hecho de nosotros».


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Artículo en Wikipedia, con argumento detallado:
https://es.wikipedia.org/wiki/The_Last_Man_on_Earth
Ficha en IMDb: https://www.imdb.com/title/tt0058700/
Ficha en Filmaffinity: https://www.filmaffinity.com/es/film193915.html

Sobre la pandemia:
En Wikipedia:
https://es.wikipedia.org/wiki/Pandemia_de_enfermedad_por_coronavirus_de_2019-2020
Los números:
https://www.worldometers.info/coronavirus/


17 abril 2020

Los pájaros tirándole a la escopeta - Rolando Díaz (1984)


Imagen tomada de IMDb.

¿Tienen «derecho» a enamorarse los viejos?


Una pareja de jóvenes, Magdalena (Beatriz Valdés) y Emilio (Alberto Pujol), llegan a la fase de su noviazgo en el que dan a conocerse a sus familias. El padre de ella, Felo (Reynaldo Miravalles), es viudo y la madre de él, Hilda (Consuelo Vidal), también. Un fortuito e inesperado romance entre los padres cincuentones nace y complica la situación de los jóvenes novios. Complica la relación de ambas familias (¿No podía antojarse de otra mujer, tenía que ser de mi madre?). Magdalena queda embarazada (algo que Felo presagió) y apuran el casorio, al que Felo no asiste (Emilio no es digno de mi hija). Los prejuicios, entre los que destaca el machismo, llegan a enemistar al grupo y se segregan las mujeres (Magdalena, Hilda y la simpática madre de esta, interpretada por Silvia Planas) por un lado y los hombres (Emilio y Felo, que antes habían peleado) por el otro. El nacimiento de dos niñas gemelas logrará bajar los humos de los machos, que se integrarán a la manada y se conseguirá la necesaria armonía y tolerancia. Conversión del macho alfa a macho epsilon, infinitesimal, punto. El tono del filme es deliberadamente humorístico.


Cuando tú estabas con mi madre,
yo estaba con tu hija, le dice Emilio a Felo :)
Imagen tomada de EcuRed.


Rolando Díaz ha realizado una buena película de bajo presupuesto (como casi todas las cubanas), contando una historia original, entretenida, con frescura y humor, al tiempo que pone en la diana algunos prejuicios recalcitrantes como el machismo, el conflicto generacional y la preocupación por el qué dirán (¡no puede ser que los viejos anden de novios por ahí!, ¡¿qué es eso?!). Los pone en la diana y les dispara dardos letales. Es una película moralizadora aposta, sin dejar de ser entretenida y divertida. El argumento se desarrolla con mucha lógica y culmina con una posible solución de las dos que hay: la otra sería la enemistad y el reconcomio eternos, una tragedia que, por cierto, no cabría en una historia teñida de humor. La fotografía no era la mejor (quizás era una copia vieja), pero sí las actuaciones y también la música, hecha exprofeso para esta producción (la letra de las canciones estaba íntimamente relacionada con las escenas que acababan de suceder o estaban sucediendo). Muy buena película.




14 abril 2020

Los días del pasado - Mario Camus (1977)


Imagen del póster en IMDb.

La vida de los maquis.


Los días del pasado fue una de las películas del ciclo homenaje a Marisol que la Academia realizó en el mes de febrero de 2020, a propósito del premio Goya otorgado a la legendaria actriz este año.

Juana, maestra de escuela, llega a un pueblecito de Cantabria, pero no solo para dar clases; también para establecer contacto con los maquis (guerrilleros antifranquistas) y ver si entre ellos está su prometido, Antonio (el bailarín Antonio Gades, quien fuera esposo de la actriz en la vida real en la época del rodaje de este filme). A través de un alumno que pertenece al movimiento guerrillero logra contactar a su novio.

La cinta está dirigida por Mario Camus, quien logró un producto muy decente justo cuando recién terminó la dictadura franquista. Es presumible que haya sido una película de bajo presupuesto o, al menos, con un presupuesto no muy holgado. Si fue así, no melló en su calidad final; no se nota en particular cuando se la visiona. Destaca la actuación de Marisol en una etapa madura en la que su belleza y su desempeño actoral están en la cúspide de su carrera; la niña prodigio continuó con su éxito artístico a lo largo de toda su vida. También el bucólico ambiente del norte, en específico el de la región de Cantabria, realza la estética de esta película; pero la ralentiza un tanto en algunas escenas. La cadencia lenta de la vida en esta zona geográfica se reflejó en la diégesis, ¿fue eso deliberado, o no?

Más allá de su muy sesgado punto de vista ideológico, en el que casi vilipendia a los cuerpos de seguridad del Estado (siempre leales y obedientes al gobierno, sea quien sea el que gobierna, a pesar de lo que diga la izquierda; pues también son leales a la izquierda cuando ella gobierna, como se constata en Venezuela o en otros países comunistas y en la misma España cuando han gobernado los comunistas), nos permite asomarnos al mundo de los maquis y al ambiente de miedo generalizado que existía en la España de entonces y que perduró hasta la muerte del caudillo.

Imagen del póster en Filmaffinity.


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Reseña en Wikipedia: 


10 abril 2020

Adorables mentiras - Gerardo Chijona (1992)


Imagen tomada de IMDb.

La adorable ilusión de vivir en una mentira.


Jorge Luis, un guionista de cine, se obnubila cuando conoce a una hermosa rubia, Sissy, en el estreno de una película. Para impresionarla, se hace pasar como director de cine que busca una actriz para su próximo filme y le ofrece a ella el papel. La intención, sin embargo, es llevarla a la cama. Tanto él como ella están casados y fingen —ambos— ser lo que no son. Él y ella se convierten en amantes durante una prolongada ausencia al exterior del esposo de ella.

La esposa de él, Flora, nota que él no le hace el amor desde hace tiempo y que siempre se excusa de que anda con un fulano que es director de cine viendo películas para su próxima producción. Se lo comenta a una amiga confidente y esta le sugiere que quizás haya cambiado de bando. Ella se horroriza con esa posibilidad (de que su esposo se haya convertido en homosexual). El esposo de Sissy regresa y ella logra burlar el hogar por tres días para pasar un fin de semana con Jorge Luis en Varadero. Ahí se la pasan como reyes y afianzan su amorío. Luego, en un restaurante al que Jorge invita a su esposa para hablar (porque ella lo conmina a aclarar las cosas), coinciden con Sissy y su esposo y se destapa todo. En el barullo, Flora confirma que su esposo no es homosexual y le da gracias a Dios por ello, mientras golpea a Sissy. Esta escena es muy buena, cuando Flora agradece al Santísimo que su esposo no es homosexual y lo celebra. Seis meses después, para sorpresa del espectador, Jorge y Sissy continúan siendo amantes. No se dice si los respectivos cónyuges lo saben o no y si lo consienten. Ella logra el papel estelar de la película que él rueda.

Gerardo Chijona hizo un entretenido filme que va tejiendo una tras otra escena de drama con hilos de humor hasta llegar a un final inesperado, que es lo mejor del filme. La fotografía de la copia visionada no era muy buena y la música, al igual que la fotografía, pareciera más de un filme sudamericano de los años setenta, pero es una cinta aceptable. El final es lo mejor.


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07 abril 2020

Ha llegado un ángel - Luis Lucía (1961)


Imagen del póster en IMDb.

Marketing.


Una niña huérfana, de nombre Marisol, decide ir a vivir a Madrid a casa de un tío paterno, Ramón. La familia de don Ramón está formada por gente altanera y frívola, que mira con desdén a la buena niña provinciana que —armada de la paciencia de un lama tibetano en plena meditación trascendental— les enseñará a ser gente, a tal punto que incluso llegarán a quererla (todos menos la esposa de Ramón, doña Leonor). Al llegar a Madrid, metió en su maleta a un niño, Pulgarcito, que escapaba de su «propietaria»; ambos fueron bien atendidos solo por Herminia, la criada de la familia de don Ramón.

La película tiene un doble propósito claro. El principal es promocionar a Marisol. Mucho antes de Michael Jackson y las estrellas de rock anteriores o posteriores a él, también se promocionaban cantantes a través de películas como Carlos Gardel en los años treinta, Elvis Presley o Marisol o Joselito en los sesenta; por mencionar solo unos pocos. De manera que Marisol era un producto, viéndolo desde el punto de vista comercial. Pero los empresarios no son idiotas, la promocionaron porque era buena, muy buena. Una niña prodigio. No solo tenía una excelente voz, bailaba y tenía una soltura natural en el plató, como si hubiera nacido para ello. También irradiaba una simpatía inmanente y contagiosa.

El segundo propósito es entretener, contar una historia (lo que sea para encubrir el marketing) y se les ocurrió que podría ser una historia moralista, tratando quizás de lograr una sociedad mejor de la que tenían. Y si tiene de aderezo un poco de humor, tanto mejor. No todos los consejos que se dan serían bien vistos hoy en día (por ejemplo, la escena en la que Pulgarcito le da a Ramón un palo para que atice a su familia a ver si los encauza por el «buen camino», hoy causaría una hecatombe en los medios de comunicación social, que pedirían la cabeza del director, porque ensalzaría la llamada «violencia de género» o «violencia machista»), pero sí eran comunes en la época. Aún hoy provocan gracia. En este y en otros sentidos, la película se ve vieja; más vieja que otras películas que tienen el doble de tiempo de rodadas. Es curioso.

En general, la película está hecha correctamente, entretiene al menos a los mayores, permitiéndonos recordar épocas pasadas. También tiene ocurrencias que hacen reír o sonreír. Fue un filme para ver toda la familia (supongo); quizás con los años sería una película para que los nietos la vieran con los abuelos un domingo en la tarde. Hoy dudo mucho que las nuevas generaciones la vean y la aprecien. Quizás algunos, por motivos de curiosidad o de estudio. La sala estaba medio vacía, pero se asomaba por la ciudad la peste china, la pandemia del Covid-19, y no motivaba asistir al cine en esos días.

Marisol recibió el Goya de honor por su trayectoria artística en 2020 y la Academia de cine le rindió un justo homenaje proyectando tres filmes en los que trabajó: Ha llegado un ángel (1961), cuando era niña; Carola de día, Carola de noche (1969), cuando era joven y Los días del pasado (1977), ya de adulta.


Imagen del póster en Filmaffinity.


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Reseña Wikipedia: 


03 abril 2020

Vida/perra - Javier Aguirre (1982)


Imagen tomada de IMDb.

¿El cine mínimo?


Si se tratara de etiquetar, esta obra es parte del cine experimental. Una sola actriz en un monólogo, de noventa y tres minutos, en el que da rienda suelta a la memoria y nos cuenta sus frustraciones, sus querencias, sus fobias, sus ilusiones, sus carencias (pero no hay historia o hilo dramático per sé). En algunas ocasiones, Esperanza Roy, la actriz, quien fuera la esposa del director, Javier Aguirre Fernández, cumple con las dos partes de un diálogo virtual con su madre, su hermana u otro personaje. Todo refiere al pasado, a un pasado que la trajo al desencantado presente que padece. 

El personaje que encarna Esperanza Roy, Juanita Narboni, está presa de su propio corsé moral y dentro de ella bulle un torrente de anhelos, deseos reprimidos, carenccias afectivas, envidia y celos hacia su hermana, incluso cierto resentimiento hacia su madre y su padre. El abanico emocional y sentimental de Juanita es interpretado muy bien por Roy, permitiendo mostrar todas sus aristas, las redondeadas y las cortantes por igual. Su desolado y deprimente presente parece consecuencia no solo de acciones de las personas que le rodearon, también es producto de ella misma.

Debe ser muy difícil realizar una película de este estilo, tanto para el director como para la actriz. Pero le quedó muy bien, a diferencia de La inútil muerte de mi socio Manolo, en la que a pesar de contar con dos actores, no tiene la fuerza dramática que la sola Esperanza Roy supo imprimirle a esta película en una soberbia actuación. Incluso tiene segmentos, frases del guion, con sesgos poéticos. El filme está basado en el libro La vida perra de Juanita Narboni, de Ángel Vásquez Molina. Este libro volvió a adaptarse en 2005 para el filme homónimo por la directora Farida Benlyazid. En la ficha de esta cinta en IMDb, sin embargo, se aprecian muchos actores: la adaptación habrá de ser muy distinta a la de Aguirre.

Javier Aguirre, según la reseña de Wikipedia, fue «...el más interesante director experimental español,...» durante el destape de la España de la Transición. A tal punto, que parece ser que fue quien acuñó el término «anticine». Dice su sitio web: «Sus cortometrajes del ciclo del "Anticine" fueron adquiridos recientemente por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y se muestran en el mismo como parte de su colección permanente».

La proyección de este filme en la Academia de Cine el cuatro de diciembre de 2019, coincidió con el día del fallecimiento de su director. Fue, a decir del presidente de la institución, una manera de rendirle homenaje póstumo. La proyección iniciaba a las 17 horas, la misma hora en la que comenzaba su velatorio.



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Proyecto El chico

En 2007 realizamos un proyecto en ambiente Web 2.0: traducir la película -en dominio público- El Chico, de Charlie Chaplin (1921), a diversas lenguas. Inicialmente en Google Video se tradujo a 26 lenguas, 4 de ellas por humanos: 3 por colaboradores de Portugal, Francia e Italia, y el autor de este blog. Las demás lenguas se tradujeron vía traductores online, la mayoría a través de Translate Google. Ahora la película está en YouTube, con intertítulos en 12 lenguas. Más información sobre este proyecto en este enlace. Ver la película en YouTube.

Las 10 + proyectadas