Insólito titular de El mundo, de fecha 10/6/2020.
Contra la estupidez, los propios dioses luchan en vano.
No es nada nuevo, es más lluvia sobre suelo mojado. No deja de causar risa, pero también cierta indignación y preocupación. Los nazis quemaron los libros que no le gustaban al Führer, solían ser los escritos por judíos. François Truffaut mostró en su gran filme Fahrenheit 451, basado en la novela homónima de Ray Bradbury, la aberrante distopía de una sociedad que quemaba los libros y solo leía cómics. Hoy serían memes y stickers. Parece que pronto llegará ese día... ¿será esa la «nueva normalidad»?
Sólo regresará a la plataforma acompañada de una explicación del contexto histórico y una denuncia del racismo.
Gracias a Dios, a los santos apóstoles, a los arcángeles y a las vírgenes del Cielo, tenemos quien nos proteja de ver semejantes aberraciones como Lo que el viento se llevó. ¡Depravados! ¡Qué felicidad, podremos ver solo lo que los resentidos nos permitan!
Pensaba ayudar haciendo una lista de las películas que los imbéciles no deberemos ver porque nuestro cerebro no lo procesa sin las oportunas aclaraciones de los idiotas; pero es tan larga (serían miles de películas) que es inconmensurablemente más corta una lista de lo permitido.
Tras pensarlo un poco, tampoco la haré, pues deberán validarla los gurús y los expertos del ministerio de la verdad, del amor, de la abundancia o de la paz, el que indique el Gran Hermano. Deben mostrar comportamientos cónsonos con la nueva sociedad de zombis que los necios están diseñando para alcanzar el tan ansiado totalitarismo globalizado.
Hay que advertir a los oligofrénicos que no solo se trata de películas. También hay libros, pinturas, obras de teatro, partituras musicales, danzas y bailes, esculturas, performances y demás «manifestaciones artísticas y culturales» que deberán prohibirse ipso facto ipso iure para no contaminar nuestras imberbes mentes. Deben ver, con carácter urgente, 1984 y Farenheit 451 para poner en práctica sus preceptos.
Tras pensarlo un poco, tampoco la haré, pues deberán validarla los gurús y los expertos del ministerio de la verdad, del amor, de la abundancia o de la paz, el que indique el Gran Hermano. Deben mostrar comportamientos cónsonos con la nueva sociedad de zombis que los necios están diseñando para alcanzar el tan ansiado totalitarismo globalizado.
Hay que advertir a los oligofrénicos que no solo se trata de películas. También hay libros, pinturas, obras de teatro, partituras musicales, danzas y bailes, esculturas, performances y demás «manifestaciones artísticas y culturales» que deberán prohibirse ipso facto ipso iure para no contaminar nuestras imberbes mentes. Deben ver, con carácter urgente, 1984 y Farenheit 451 para poner en práctica sus preceptos.
Saturno devorando a su hijo, inusitada pintura de
Francisco de Goya que hace apología del canibalismo.
¡Por favor, don Francisco!
Dominio público,
https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=4221233
Lo peor de todo no es que haya idiotas, siempre los habrá; o que haya idiotas que estén gobernando, también siempre treparán hasta allá; lo peor es que quieran controlar nuestras mentes e imponer su criterio. Eso no es admisible, ¡eso es el totalitarismo de 1984!
No hay comentarios:
Publicar un comentario