Bienvenid@

Bienvenid@
Este blog no es de crítica especializada ni académica, solo de comentarios «al dente» de un espectador común.

Advertencia: destripe.

Algunos comentarios hacen referencia a momentos claves del argumento o al desenlace de este (destripe, spoilers).

14 marzo 2012

Hotel Rwanda – Terry George (2004)


Imagen del póster en IMDb.

Mata un hombre y serás un asesino,
Mata millones y serás un conquistador,
Mátalos a todos y serás un dios.
Jean Rostand (1894-1977)

Genocidio, altruismo e impotencia


Hotel Rwanda no es la primera película que versa sobre genocidio; y todo nos hace pensar que no será la última. Dirigida por el director irlandés Terry George, y brillantemente protagonizada por Ron Cheadle en el rol principal, por Sophie Okonedo como su esposa y por Nick Nolte como el jefe de las fuerzas militares que las Naciones Unidas enviaran a Ruanda durante la guerra civil de 1994. Cheadle interpreta al gerente de un hotel de lujo situado en la capital Kigali, que hace lo humanamente posible para evitar que más inocentes sean asesinados durante el conocido genocidio de Ruanda, en el que murieron cerca de un millón de personas.

La película nos hace reflexionar, durante su intenso desarrollo, en el que la tensión no baja un milímetro, sobre lo extraordinariamente irracional que es la guerra civil, la intolerancia entre nacionales que solo se diferencian por su origen étnico, la acción altruista del gerente de hotel que pone en riesgo su vida para salvar inocentes y evitar más derrame de sangre, y también la inoperancia de un impotente ejército de las Naciones Unidas. Todo lo contrario a lo que Kant esbozó en Sobre la paz perpetua. A los que hemos vivido en armonía “racial”(1) nos cuesta mucho entender el por qué de la intolerancia entre etnias a tal punto que ocurra el genocidio, más aún a estas alturas de la Historia. Sabemos, sin embargo, que es producto de una intolerancia extrema y una avaricia inconmensurable de poder. El poder en su más alto rango: el de disponer de la vida de otros. Tan lejos están las facciones de hutus y tutsis de lograr un diálogo (al estilo Habermas) como pueden estarlo. Hay que acotar que en el documento de identidad se distinguía, antes de dicha guerra, entre ambas etnias; cual judíos en la Alemania nazi. Justamente esa distinción es la primera fase del genocidio: dividir a la población en “ellos” y “nosotros”. Cualquier parecido con nuestra realidad actual no es mera coincidencia, y es algo a lo que deben estar atentos los ciudadanos racionales de un país.

En relación con el altruismo, solo podemos comentar que este personaje sí estaba dispuesto a morir, no quizás por un ideal, pero sí por una causa justa y por el amor al prójimo, bien fuese de una etnia o de la otra. Eso es una rareza, pero ha habido casos así. El de Paul Rusesabagina es justamente el descrito en este film, tal como lo fuera el de Oskar Schindler en la producción La lista de Schindler de Steven Spielberg.

Una de las frases más tristes e irónicas del film la constituye la que dice un camarógrafo extranjero, refiriéndose a que lo que él filmó lo verá la gente mientras cena, dirán “¡qué horror!” y seguirán cenando, significando que nadie (de otros países) va a mover un dedo por detener la matanza. Los fútiles esfuerzos de la milicia enviada por la ONU confirman tal aserto. Lo hemos confirmado también en la cruenta Guerra de los Balcanes, ocurrida también en la década de 1990, donde la cantidad de muertos y desplazados simplemente es pasmosa. “Viendo los toros desde la barrera” no podemos menos que ansiar que un organismo internacional (como la ONU) tenga fuerzas de choque que puedan operar en los países en conflicto y eviten situaciones tan sangrientas como las guerras internas, que destruyen a un país desde sus propias entrañas.



Finalmente, cabe destacar la influencia de los medios de comunicación de masas: insistentes y agresivos mensajes radiales instigan abiertamente a los rebeldes a asesinar a sus congéneres. Se trata simplemente de una aberración. Los mensajes reiteradamente emitidos producen sus frutos: recordemos los Principios de Propaganda de Goebbels, del que hacen uso enfermizo los regímenes totalitarios.

El ritmo de la película refleja, de manera más que elocuente, la situación de incertidumbre y sorpresa permanente que envuelve a un país que está azotado por una guerra civil, en el que impera el desorden de lo irracional y la intolerancia extrema. No abusa, sin embargo, con escenas de violencia explícita extrema, pero mantiene la tensión en todo momento. Tal como ocurriría si uno por desgracia estuviese ahí. Muy buena película.

_____________________
(1) El término "raza" no es pertinente para el caso de los humanos. Véase, por ejemplo, este enlace. Parece ser que el vocablo correcto es etnia.



No hay comentarios:

Proyecto El chico

En 2007 realizamos un proyecto en ambiente Web 2.0: traducir la película -en dominio público- El Chico, de Charlie Chaplin (1921), a diversas lenguas. Inicialmente en Google Video se tradujo a 26 lenguas, 4 de ellas por humanos: 3 por colaboradores de Portugal, Francia e Italia, y el autor de este blog. Las demás lenguas se tradujeron vía traductores online, la mayoría a través de Translate Google. Ahora la película está en YouTube, con intertítulos en 12 lenguas. Más información sobre este proyecto en este enlace. Ver la película en YouTube.

Las 10 + proyectadas