Una historia de amor, tema recurrente y atractivo del cine. Pero la historia de amor sin más, sin problemas que la afrenten, es algo insípida; por eso el cine la adereza con toda suerte de reveses.
En este caso, además de la historia de amor, se asoman los temas del poder, del matrimonio convenido y carente de una mínima simetría de amor que -irremisiblemente- llevará al adulterio, de la corrupción, y finalmente de la sinrazón de la guerra, su irracionalidad, su relatividad, el delgado velo que separa un bando de otro. ¿Hasta qué punto es dado que un inferior trasgreda y viole la “pertenencia” de un superior? ¿Es acaso una mujer “pertenencia” de un hombre? ¿Qué opciones tiene la esposa vejada y desenamorada? ¿Quién, en una guerra, se lleva el trofeo del más humano? ¿Qué moral hay en cada uno de los contrincantes? Claro, en lo que a guerra se refiere, la irracionalidad cabalga en su prado y difícilmente podamos contestar desde el ámbito de la razón, sabiendo a priori que es un negocio perder-perder, más aún en un mundo globalizado, cuyas complejas conexiones comerciales pueden hacer de los enemigos aliados y de los aliados enemigos. Esta globalización ya se asomaba a principios del siglo pasado, por no decir que antes.
Enmarcada en un evento históricamente olvidado, como lo es la tímida participación de Venezuela en la II Guerra Mundial, se desarrolla el drama de Venezzia y su amante, y el destino de ambos. Película bien hecha de acuerdo a los estándares de nuestro cine. Destaca la actuación de Rafael Romero, sin que quede atrás la de nuestra querida Ruddy Rodríguez, cuya belleza ha sido intocada por Cronos, a decir por la escena del elegante semi desnudo. Interesante película muy digna de ver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario