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Este blog no es de crítica especializada ni académica, solo de comentarios «al dente» de un espectador común.

Advertencia: destripe.

Algunos comentarios hacen referencia a momentos claves del argumento o al desenlace de este (destripe, spoilers).

28 marzo 2012

Mar adentro – Alejandro Amenábar (2004)



"Quien sabe del dolor, todo lo sabe"
Dante

¿Me puede privar la sociedad del suicidio?


Mar adentro, película basada en una historia real, nos cuenta los últimos días de un tetrapléjico que, cansado de su inmovilidad absoluta durante 30 años, desea poner fin a su vida. Su condición fue ocasionada en un accidente en el que nadie, a excepción de él mismo, tuvo participación. A pesar de recibir visitas que intentan hacerlo desistir de sus intenciones, no ceja en su objetivo suicida. La publicación de un libro que logró escribir, gracias a ayuda externa -pues tiene absoluta inamovilidad motriz- hizo saltar a la palestra el tema de la eutanasia[1] en España. La película tiene un hilo narrativo lineal y, aunque no deja de tratar el tema de la eutanasia, tiene los elementos vitales que atrapan al espectador, incluso algunos toques de humor. Alejandro Amenábar hizo una producción digna ganadora del Óscar a la mejor película extranjera en 2004, y de otros premios internacionales, destacando los numerosos premios Goya obtenidos en su edición del 2004. Tanto la dirección del chileno Amenábar como la actuación de Javier Bardem descollan en este film.

El planteamiento central es, como se dijo, la eutanasia. Si hay dos problemas vitales e inmanentes al ser humano, desde el punto de vista ontológico, son el nacimiento y la muerte. El inicio y el fin de este instante durante el cual tenemos conciencia de nosotros mismos que llamamos vida. Eugenesia y eutanasia son conceptos que, desde hace mucho tiempo, han generado importantes discusiones tanto en el ámbito filosófico como en los ámbitos jurídico, médico, moral y religioso. De ahí la importancia de esta película que, por añadidura, reconstruye hechos reales.

Es casi seguro que si se preguntase a una persona con una enfermedad terminal, o a alguien en las condiciones de Ramón Sampedro, si él es quien tiene derecho a decidir si debe seguir viviendo o no, éste contestaría que él, o ella, es quien tiene ese derecho. En el caso de Sampedro, él no tenía posibilidades de cometer suicidio sin ayuda externa. El código penal español de entonces (y también el actual) preveía penas de cárcel para los colaboradores en un suicidio asistido. Finalmente, tanto en la vida real como en la película Mar adentro, el suicidio asistido se llevó a cabo. La asistente real, Ramona Maneiro, no pudo ser condenada por falta de pruebas, aunque años más tarde confesó haber asistido a Ramón. La pregunta medular es ¿tiene alguien el derecho de terminar con su vida?

Desde el punto de vista religioso, al menos para el Cristianismo, el suicidio es un pecado. No hay diferencia conceptual entre el suicidio auto ejecutado o el suicidio asistido. Es suicidio. Dios es quien nos da la vida y es Dios quien nos la quita. Alguien que sea doliente de una víctima del delito o de una confrontación bélica puede disentir, con justa razón, del segundo aserto. El hampón, en las antípodas de Dios, le sesga la vida a la víctima, sin que sea Dios ni la víctima los que consientan en ello. El aspecto teológico de esta intriga solamente tiene su conclusión de acuerdo a la fe de cada quien.

Podemos también disertar sobre el aspecto filosófico de la eutanasia, que lleva directamente al plano jurídico y social.

Verde oscuro: la eutanasia es legal.
Verde claro: se está legalizando. 
Naranja: era legal y ahora no lo es.
Negro: varía según la región.
Tomado de en.wikipedia.org


El suicida que comete el suicidio sin previo aviso no puede ser juzgado ni condenado por ley (terrena) alguna. ¿Es justo que quien desee suicidarse y necesite ayuda externa sea juzgado, condenado o privado de tal acción? Estas preguntas se hacen a la luz de la suposición de que el enfermo tenga intacta su sindéresis. ¿No es discriminación que el suicida súbito, que no notificó su intención, haya estado exento de privación o juicio, y el que no puede hacerlo –por lo que debe solicitar asistencia- sea privado de ello, y juzgados los ayudantes? A decir de los códigos penales de muchos países no es discriminatorio, y el asistente puede ser juzgado y penado por colaborar. La asistencia en el caso de Ramón Sampedro fue tan inteligente que sería difícilmente juzgable[2]. De hecho, en la vida real no se obtuvieron pruebas de ello, como ya se dijo. ¿Pero qué hay de los casos en los que la persona está aún más impedida que Ramón, en los que se requiere de una inyección letal o de una desconexión de los equipos de sobrevivencia? Esta misma duda se plantea en la excelente película Million dollar baby, de Clint Eastwood. ¿Es humano dejar en vida vegetativa o desesperadamente insoportable, como el caso de Ramón, a alguien? El Dr. House, en uno de los capítulos de esa buena serie, le dijo a un paciente: “No se muere dignamente, se vive dignamente”. A pesar de que es contradictorio al lógico pensamiento de House, existe en España una asociación que defiende el derecho a morir dignamente ¿Hasta qué punto las leyes deben regular el suicidio, incluso el asistido?

Parecidas inquietudes surgen cuando se trata de la eugenesia. ¿Hasta qué punto tenemos derecho a que un ser nazca con semejantes padecimientos que harán de su vida un suplicio? ¿Los derechos de los padres son del mismo tenor que los derechos de la sociedad entera, reflejados en su sistema legal?

Eutanasia: ¿piedad o asesinato?

La bioética, reciente rama de la ética, aún tiene mucho humo que despejar para poder ver estas cosas con la claridad que se requiere. ¿Preguntas sin contestar? Sí, eso es filosofía: preguntas sin respuestas, que abren la discusión. Las respuestas aceptadas socialmente se recogen en los códigos y leyes, si ello procede.

Mar adentro es una excelente película que recrea uno de los grandes temas de discusión de la bioética: la eutanasia.

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[1] Si bien la definición que da el DRAE sobre la eutanasia es: “Acción u omisión que, para evitar sufrimientos a los pacientes desahuciados, acelera su muerte con su consentimiento o sin él”, nos referimos en este escrito a la muerte con consentimiento del paciente.
[2] Detalle que no contaré porque le restaría intriga a la película, y es una injusticia para quien aún no la ha visto.


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Proyecto El chico

En 2007 realizamos un proyecto en ambiente Web 2.0: traducir la película -en dominio público- El Chico, de Charlie Chaplin (1921), a diversas lenguas. Inicialmente en Google Video se tradujo a 26 lenguas, 4 de ellas por humanos: 3 por colaboradores de Portugal, Francia e Italia, y el autor de este blog. Las demás lenguas se tradujeron vía traductores online, la mayoría a través de Translate Google. Ahora la película está en YouTube, con intertítulos en 12 lenguas. Más información sobre este proyecto en este enlace. Ver la película en YouTube.

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