España: colmena sin miel después de la Guerra Civil
Esta ópera prima de Víctor Erice es
probablemente la película que mejor refleja la realidad española de los
primeros años posteriores a la Guerra Civil
(1936-1939) que devastó el país. Está ambientada en un pequeño pueblo de
Castilla, en el año 1940, y nos cuenta la sosegada vida del pueblo, pero se
centra en una familia acomodada del lugar y particularmente en sus dos niñas.
Una de ellas, Ana, interpretada por Ana Torrent (quien luego
actuaría en películas de Carlos
Saura), es sensible y queda afectada por la película El Dr. Frankenstein,
proyectada en el pueblo al comienzo de la película. A partir de ese momento,
Ana percibe el mundo de una manera peculiar, como quien “despierta” a la
realidad. La otra niña, Isabel (interpretada por Isabel Tellería) es más
impermeable a la realidad, más frívola, más seguidora de los convencionalismos
sociales.
El simbolismo en el cine obedece
a diversos motivos. En el caso de este filme, fue prácticamente imperativo el
uso de símbolos, ya que era menester burlar la censura, debido a que la crítica
está dirigida hacia el régimen franquista, que aún gobernaba en España al
momento de su realización. De suerte que la película abunda en símbolos, y es
ésta una de sus principales características. Su contenido es eminentemente
político; así, los distintos personajes sugieren distintas instancias de la España
de postguerra, y diversas situaciones narradas serían alusiones a hechos de la realidad. De manera que los personajes se podrían interpretar de la manera que sigue: el padre de las niñas, Fernando (caracterizado por el
inolvidable actor español Fernando
Fernán Gómez) representa a los españoles adultos que se adecúan al nuevo
orden -no sin cierta carga a cuestas-, la madre, Teresa (Teresa
Gimpera) a la gente cuya vida sentimental quedó truncada por la guerra, y
ahora solo viven con emociones congeladas. Las niñas son las nuevas
generaciones de españoles que vivirán durante buena parte de su vida bajo la
larga dictadura (36 años) del régimen de Francisco Franco.
Ana representa a los españoles que quieren descubrir, soñar, que desean abrirse
al mundo, mientras que Teresa representa a los que son más conformes con la realidad.
El pueblo está prácticamente aislado del mundo, tal como lo estaba España en
esa época, con poco o nada de conocimiento de lo que ocurría fuera de sus
fronteras. La desintegración del elemento emocional de la familia es vivo
reflejo de la desintegración del elemento emocional de la sociedad española de
entonces.
Luego de ver El Dr. Frankenstein, Ana se da
cuenta de que la sociedad aborrece lo que no comprende, lo que considera malo.
Sin embargo, esas cosas malas siguen existiendo, tal como las setas venenosas
que les muestra su padre cuando van de colecta en las afueras del pueblo, o el
fugitivo que se esconde en la aislada casa del pozo, en la que –según su
hermana Isabel- habitaba un espíritu. Ana siente una natural e inocente
curiosidad por conocer esas “cosas malas”; así, se pregunta qué tan mala podría
ser la seta, o le ayuda al fugitivo llevándole comida y una chaqueta del padre
para su abrigo (la chaqueta, y el reloj que estaba en ella, le son devueltas al
padre por la policía, luego de ajusticiar al fugitivo). Es una forma de decir
que ciertos españoles coquetearon con ideas que estarían fuera del régimen
dictatorial de Franco, tratando de entender qué tan malas serían y el por qué
estarían proscritas. Otros, como el fugitivo, estaban inmersos en esas "cosas malas", que para un régimen como el de Franco, es equivalente a traición al Estado, casi sedición.
Imagen tomada de IMDb.
Un tema que la película expone –a
entender de quien escribe este comentario- es el sentido gregario de la
sociedad española de entonces. Cual abejas de una colmena, la sociedad era una
colección de seres viviendo en una zona geográfica bajo rígidas normas de
comportamiento dictadas por el tirano. Una sociedad que funcionaba operativamente
bien, como un rebaño, pero sin motivaciones ni posibilidades reales para
explotar todo su potencial y generar cambios. También era una sociedad aislada,
con políticas económicas basadas en la autarquía, hermética a los cambios
históricos que ocurrían. Parecido a lo que sucediera en los países de Europa del Este
sometidos a los regímenes totalitarios comunistas que subyugaron a los pueblos tras la Cortina de
Hierro. El todo era la suma de sus partes, pero no más que eso. El espíritu
que mantuvo en pie dicha sociedad era parecido al de las abejas: se mueven por
un imperativo biológico, pero sin salidas racionales al círculo en el que están
atascadas. Espíritu entendido como disposición o actitud del colectivo, pero no
con el alma racional o el entendimiento, como debería ser en las sociedades
humanas. Nada que ver con los espíritus hegelianos; todo lo
contrario, durante esta etapa, España pudo ser ejemplo de cómo los espíritus
nacional, objetivo y absoluto estaban en total asincronía, lo que ocasionó una
ruptura del hilo histórico, un congelamiento de su Historia. La sociedad
española respondía a una sumatoria de los espíritus subjetivos (cfr. aquí).
Desde el punto de vista
cinematográfico, El espíritu de
la colmena cuenta con unas excelentes actuaciones y una gran belleza
formal, producto de vestuario y escenografía bien elaboradas. A pesar de
algunos errores de continuidad, el hilo dramático está muy bien desarrollado.
Hay escenas cuya cadencia deliberadamente lenta recuerdan al cine de Andrei Tarkovski.
El excelente guión, está por demás decirlo, es una pieza fundamental de esta
obra, una de las mejores películas españolas.
Tal como ocurre con películas
complejas, similares a esta, su lectura puede hacerse desde varios niveles, y desde
distintos puntos de vista. Es así como las representaciones de los personajes descritas arriba, son solamente una interpretación personal, que podría cambiar tras otro visionado de la cinta. Cada encuadre ofrece un elemento distinto de
análisis, un símbolo de otra denuncia o crítica. Cada vez que se ve la
película, pueden surgir nuevas ideas y propuestas a partir de escenas ya
vistas. Es un film muy rico, muy intelectual.
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