La noche de ayer, 6 de mayo de 2012, tuve la
oportunidad de asistir a la inauguración del Festival de Espiritualidad en el Cine
Venezolano, Fescive, en el Hotel
Eurobuilding de esta ciudad (Puerto Ordaz). Un muy bien organizado evento, con
discursos cortos y concisos, la proyección de los tráileres de las cintas que
se presentarán en estos próximos cinco días y de un documental sobre la vida y
obra de Doña Margot
Benacerraf. El evento contó también con la asistencia del veterano actor Miguel Ángel Landa, el director
de El manzano azul, Olegario Barrera, la actriz y
directora Pakriti Maduro,
entre otras personalidades ligadas al mundo del cine venezolano. Aprovechamos
para felicitar a los organizadores del Festival, y desearles el mayor de los
éxitos. Creo que así será, pues la segunda edición de éste seguramente
superará la primera: tanto la organización, como los tráileres de los
cortometrajes, documentales y largometrajes que se proyectarán, así lo hacen
ver. Pero lo más importante de la noche, para mí, fue el muy merecido Premio
que se le otorgó a la directora de Araya, una de las mejores películas
latinoamericanas.
El cine venezolano es prolífico
en mujeres cineastas. Fina Torres,
Elia K. Schneider, Pakriti Maduro, Margot Benacerraf son nombres de
directoras que me vienen a la mente ahora. Es Doña Margot la pionera de esa
gesta, el gran demiurgo de nuestro cine. Su obra en celuloide, que consta
del cortometraje Reverón (1952)
y del excelso largometraje Araya (1958),
ya de por sí serían un gran aporte a la cultura cinematográfica de Venezuela.
Pero el aporte de Doña Margot va mucho más allá: ha fundado y dirigido organizaciones
que promocionan el cine y la formación de cineastas… y de cinéfilos, pues somos
muchos los cinéfilos que hemos aprendido algo de cine en la Cinemateca Nacional, que ella
fundó. Hasta el día de hoy, con sus 85 años de edad, se mantiene activa en el
quehacer fílmico de este país, con una vitalidad envidiable. Licenciada en filosofía y letras, escritora, cineasta
consumada, ejecutiva y poeta. Esa es la dama del cine venezolano. Ayer la
felicitamos personalmente. Y ahora desde aquí, desde este mil millonésimo URL,
vayan nuestras más sinceras felicitaciones por todo lo logrado y nuestro mayor
agradecimiento por permitirnos disfrutar de ese logro. Cualquier cosa que se
quiera añadir, es poco.
¡Muchas gracias Doña Margot! Dios
le dé larga vida.
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Reseña biográfica de Margot
Benacerraf
Denominada como la piedra angular
y figura insigne del cine venezolano, Margot Benacerraf nace en Caracas. En
1947 se gradúa en la primera promoción de Filosofía y Letras de la Universidad
Central de Venezuela. Ese mismo año escribe “Creciente”, su primera obra de teatro, la cual la hizo merecedora
del primer lugar en el Concurso Hispanoamericano de Teatro de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos,
lo que le concedió una beca para estudiar teatro 3 meses en Nueva York.
Durante varios años colaboró con
revistas nacionales y extranjeras escribiendo artículos y ensayos sobre arte y
diversos temas. Entre 1950 y 1952 estudió Dirección Cinematográfica en el
Instituto de Altos Estudios Cinematográficos de París (IDHEC).
En 1951 filmó “Reverón”, su primer documental, en él
describía la vida del pintor venezolano, alcanzando grandes reconocimientos
nacionales e internacionales por su propuesta innovadora de cine artístico. En
1952 “Reverón” fue reconocido con el
primer premio en el Festival Internacional de Películas de Arte en Caracas y en
1953 por el Premio Cantaclaro de la Prensa Cinematográfica Venezolana, año en
el que el documental también fue proyectado en los Festivales de Berlín y
Edimburgo y en las Cinematecas francesa y belga.
En el proceso de grabación de “Reverón”, conoció al pintor Pablo
Picasso con quien estrechó grandes lazos de amistad.
En 1959 realizó su primera
película de largometraje, “Araya”, en
la que trató la vida de los habitantes de esta región y que al ser proyectada
ese mismo año en el Festival de Cannes, le concedió el Premio Internacional de
la Crítica (compartido ex aequo con “Hiroshima,
mon amour” de Alain Resnais) y el Premio de la Comisión Técnica Superior
del Cine Francés.
Por su novedad e importancia, “Araya” fue seleccionada como una de las
cinco mejores películas en la historia del cine latinoamericano, dentro de la
Retrospectiva de Latin American Visions (A Half Century of Latinamerican Cinema
1930-1988), organizada por el Neighborhood Film/Video Project de Philadelphia,
en 1990.
En 1966 funda la Cinemateca
Nacional, la cual presidió por tres años consecutivos, y en ese mismo año pone
en marcha el “Plan Piloto Amazonas”,
en el que a través de todos los medios audiovisuales penetra culturalmente esta
región. Este proyecto fue reconocido por la UNESCO como una de las
realizaciones más interesantes hechas en Latinoamérica en esta área.
En 1969 planifica y ejecuta el
Centro Cine Ateneo, dedicado a las actividades cinematográficas de esta
institución, como proyecciones, cursos, talleres, entre otros.
En 1987 el Ateneo de Caracas
inaugura la sala “Margot Benacerraf” en honor a la labor de esta gran cineasta
venezolana.
Por pedido del escritor Gabriel
García Márquez, entonces Presidente de la Fundación del Nuevo Cine
Latinoamericano, en 1991 fundó y presidió durante 12 años su equivalente en
Venezuela, la Fundavisual
Latina, además de los Festivales de Cortometrajes Latinoamericanos en Cine
y Video.
Esta laureada cineasta ha sido
reconocida con la Orden Andrés Bello (en dos ocasiones), el Premio Nacional de Cine, la Orden Simón
Bolívar, Orden del Gobierno Italiano, Orden Nacional del Mérito otorgada por
del Gobierno de Francia, la Orden Bernardo O’Higgins del Gobierno de Chile,
entre otros, todos para exaltar su valiosa y significativa labor en el cine
nacional e internacional.
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