Te quiero, no te quiero, te quiero, no te quiero…
Una pareja, Sandro (interpretado
por Gabriele Ferzetti) y Anna
(interpretada por Lea Massari),
van con una amiga de Anna, Claudia (rol que recae en Monica Vitti) a un paseo en yate al que también asisten otras parejas. Anna, descontenta de su relación con Sandro,
desaparece en una árida isla. El resto de la larga película (2h 23”) trata
sobre su fútil búsqueda, especialmente por Sandro y Claudia; pero entre éstos
surge una pasión que los llevará a ponerla en primer plano, y en segundo plano la
búsqueda de la amiga mutua. Su amorío llega al punto que él le pide matrimonio.
En un hotel donde se alojan para un asunto de negocios, Claudia se queda
durmiendo mientras el picaflor (Sandro) baja a una reunión en el hall. Al amanecer
ella lo consigue con otra mujer. Ella corre hacia un lugar apartado,
decepcionada, y luego llega él y se sienta en un banco. Ambos lloran. Ella finalmente
le coloca la mano en su cabeza. Fin. ¿Reconciliación?
Haciendo caso omiso de que la
película me parece algo larga (sin unos 20 minutos el planteamiento no quedaría
huérfano, tal como fue la versión en Alemania), puedo afirmar, sin riesgos, que
Michelangelo Antonioni crea su primer gran film, que luego seguirá con La noche y El eclipse (que considero mejores).
A pesar de este comentario personal, La aventura fue premiada en
varios festivales, incluyendo Cannes. En esta
realización, la soledad, la búsqueda del amor, la realización personal, el esfuerzo
por ubicarse en la sociedad moderna, el tedio existencial de una neo burguesía
que ya luce decadente, la infidelidad por hedonismo, la confusión de
sentimientos, son algunos de los elementos básicos que conforman la trama
sicológica de los personajes. Antonioni deja que sus personajes se nos muestren
por dentro más que por fuera, él delinea las interioridades sicológicas y
existenciales de ellos.
La historia concluye sin
finalizar. No dan con la desaparecida Anna, se enamoran, él le es infiel a la
primera oportunidad, y parece que se reconciliarían posteriormente. Una
relación accidentada como la vida misma de los personajes. La búsqueda de sí
mismos no se detiene, pero se obnubila con dudas y angustias. La propuesta de
Antonioni es introvertida y seria, sin ambages. Esta es la primera de su
trilogía de modernidad y descontento. Yo la llamaría trilogía de la modernidad
y de la existencia. Excelente film.
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