Imagen tomada de IMDb.
La esclavitud aún no ha sido abolida.
Dana (Noëlle Schönwald) es una prostituta que, debido a su consumo de drogas, adeuda una importante suma de dinero a su proxeneta. Mantiene un romance con Julián, un cliente que le tiene afecto, que es médico, y él tratará de ayudarla. Indignada por la trata de blancas que lleva a cabo Nelson, su proxeneta, intenta rescatar a una niña que cayó en las fauces de él cuando le va a cancelar la deuda, con dinero de Julián. No todo termina bien.
La película está bien realizada, si bien no entra en consideraciones de cierta profundidad y tampoco da explicaciones del porqué le invade a la protagonista un repentino arrebato altruista por querer rescatar una niña con la que no tiene vínculo alguno. Toma la justicia en sus manos de manera improvisada, sin pensar en las posibles consecuencias y tampoco su compañero Julián, más culto, más analítico, le advierte sobre ellas. Este filme pudo haber ahondado más, bien en la problemática social de la trata de blancas o en la turbulencia existencial de Dana, pero no lo hizo, se quedó a medio camino, dejando un sinsabor en el espectador, que esperaba más.
Al final del filme, se dan unas cifras relativas al número de esclavos que hay en la modernidad. Son millones en todo el mundo, es la época en la que hay más esclavos. ¡Quién lo diría! A estas alturas de la Historia y el hombre sigue esclavizando a sus congéneres. Eso no tiene nombre. Tal parece que la avaricia solo es comparable a la estupidez y abyección humanas. Hoy, cuando el mundo disfruta de tecnologías tan avanzadas como la inteligencia artificial, cuando ha enviado sondas más allá de los confines del sistema solar y se han erradicado enfermedades que antes aniquilaban poblaciones enteras, aún persisten entre nosotros seres tan ruines que son capaces de traficar con personas como si fueran objetos, ¡peor, con niños! Este tema da para una película que penetre a profundidad sobre las motivaciones e, incluso, proponga salidas para erradicar semejante aberración. Con esta película, Gabriela Calvache ha escarbado, aunque sea un poco, sobre esta perversa práctica. Ya es algo.
Al final del filme, se dan unas cifras relativas al número de esclavos que hay en la modernidad. Son millones en todo el mundo, es la época en la que hay más esclavos. ¡Quién lo diría! A estas alturas de la Historia y el hombre sigue esclavizando a sus congéneres. Eso no tiene nombre. Tal parece que la avaricia solo es comparable a la estupidez y abyección humanas. Hoy, cuando el mundo disfruta de tecnologías tan avanzadas como la inteligencia artificial, cuando ha enviado sondas más allá de los confines del sistema solar y se han erradicado enfermedades que antes aniquilaban poblaciones enteras, aún persisten entre nosotros seres tan ruines que son capaces de traficar con personas como si fueran objetos, ¡peor, con niños! Este tema da para una película que penetre a profundidad sobre las motivaciones e, incluso, proponga salidas para erradicar semejante aberración. Con esta película, Gabriela Calvache ha escarbado, aunque sea un poco, sobre esta perversa práctica. Ya es algo.
La mala noche es la candidata al Goya 2020 a la mejor película iberoamericana por Ecuador. Tendrá que enfrentar buenos filmes, como Retablo, Inocencia o La odisea de los Giles (a comentar próximamente), entre otras. No lo tendrá nada fácil.
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Ficha en IMDb: https://www.imdb.com/title/tt6857084
Ficha en Filmaffinity: https://www.filmaffinity.com/es/film626237.html
1 comentario:
Se ve interesante Antolín. Soy David de Cine para usar el cerebro, que tengas un gran año 2020.
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