Imagen del póster en IMDb.
Una ecuación para mí no tiene sentido,
a menos que represente un pensamiento de Dios.
El hombre que conocía el infinito es el pomposo título de esta película que intenta hacer un tributo a uno de los matemáticos más eminentes, el indio Srinivasa Aiyangar Ramanujan, que vivió tan solo 32 años (¡menos aún que Mozart!) y dejó un legado enorme en la ciencia matemática. La cinta recrea sus últimos años, poco antes de ir a Cambridge a trabajar con el profesor y matemático británico Godfrey Harold Hardy hasta su muerte. El papel del matemático indio corre a cargo del conocido actor Dev Patel y el del profesor Hardy el veterano actor Jeremy Irons. Ambos realizaron una interpretación muy buena y es la columna vertebral del filme, además de la ambientación, tanto de las escenas en India como en Reino Unido. Se trata de una película bien hecha pero no brillante, como lo fue el hombre al que homenajea.
En ella se deja claro que el joven indio tuvo que soportar desprecios de los británicos. Aunque esto haya sido ficcionado, bien se puede suponer que fue así en la realidad. Sobre la relación de ellos dos dice Wikipedia: «Hardy y Ramanujan tenían personalidades totalmente contrapuestas. Su colaboración fue un choque de diferentes culturas, creencias y estilos de trabajo. Hardy era ateo y un apóstol de la prueba y el rigor matemático, mientras que Ramanujan era un hombre profundamente religioso y se apoyaba fuertemente en su intuición. Mientras que Ramanujan permaneció en Inglaterra, Hardy hizo todo lo posible para llenar las lagunas en la educación de su colega sin interrumpir su hechizo de inspiración».
Mientras Ramanujan alumbraba ecuaciones a diestra y siniestra, Hardy (y los demás matemáticos formales) querían pruebas o demostraciones que verificasen la veracidad de dichas ecuaciones; no se podían fiar de la intuición; esto ha sido tradicional en la ciencia: el aportar pruebas. Ese era el hándicap del matemático indio, que tenía una formación autodidacta. Por otra parte, su método de trabajo respondía a hechos menos caprichosos: el costo del papel no era baladí, por lo que trabajaba con tiza y pizarra, o en el piso, donde las anotaciones no trascendían; tampoco pensaba que la demostración de su trabajo fuera de importancia.
La película se distancia del tema matemático porque de lo contrario repelería a la audiencia; hay que recordar que las matemáticas suelen ser repulsivas para las mayorías. En muy pocas ocasiones deja entrever algunas anotaciones interesantes en las que se perciba la belleza intrínseca de algunas expresiones matemáticas. Claro, esto solo es así para quienes hayan lidiado un poco con el cálculo; solo teniendo ese conocimiento previo se puede apreciar algo tan extraordinario como algunas identidades trigonométricas o la célebre identidad de Euler, cuya belleza es reconocida en toda la comunidad científica. Esta identidad relaciona los cinco números más importantes de la matemática; solo faltaría el infinito (si es que se pudiese considerar como tal, pues no está definido).
Se tuvo que aprovechar la ocasión de hacerle este tributo para hacer un filme más sustancial, que urgara más en la personalidad de Ramanujan e intentar explicitar la trascendencia de sus hallazgos; al menos mostrar más de ellos, tal como se hizo en la mejor lograda Una mente brillante, película de 2001 dirigida por Ron Howard, que versó sobre la vida del matemático John Forbes Nash. A pesar de ello, es un filme digno de ver.
Imagen del póster en Filmaffinity.
Una fracción continua generalizada desarrollada por Ramanujan.
Otro ejemplo de belleza de la matemática. Tomado de Wikipedia.
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Reseña en Wikipedia:
Ficha en IMDb: https://www.imdb.com/title/tt0787524
Ficha en Filmaffinity: https://www.filmaffinity.com/es/film476371.html
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