Imagen del póster en IMDb.
Torrente de pasiones sin freno.
Japón, mediados del siglo XIV; el país es presa de la guerra civil. En algún lugar del archipiélago, en una choza situada en una ciénaga próxima a un río, viven dos mujeres, la madre (Nobuko Otowa) y la esposa (Jitsuko Yoshimura) de Kichi; esperan a que él regrese de la guerra. Para sobrevivir, atracan a los viajeros, los matan y les quitan las pertenencias, las cuales truecan por comida a Ushi (Taiji Tonoyama), un comerciante de objetos robados. Los cadáveres los arrojan a un pozo que apenas se sabe de él, pues está escondido en el inmenso campo tapizado de juncos de dos metros de altura(1).
La joven y la mujer acechando a una víctima,
sumergidas en el omnipresente pasto.
Imagen tomada de IMDb.
Un día regresa de la guerra Hachi (Kei Satō), quien era amigo de Kichi. Este les dice que Kichi murió en la guerra. Desde su llegada, Hachi se fija en la joven (a quien llamaré Jitsuko); la suegra (a la que llamaré Nobuko) se da cuenta y no deja de advertir a su nuera que se exima de tener relaciones con Hachi. El joven pronto explicita sus intenciones, incluso delante de Nobuko, quien no deja de alertar a la joven. Pero la mueven los celos; llega a ofrecerse a Hachi, que la desprecia por vieja. Jitsuko ve de manera furtiva a Hachi en las noches, luego de que Nobuko se duerme. No tarda mucho tiempo la suegra en darse cuenta de las fugas de su nuera. La sigue y confirma que se encuentra con Hachi para tener sexo.
Cargando a una de sus víctimas hacia el pozo de
la muerte. Imagen tomada de IMDb.
Irrumpe una noche un samurái enmascarado en la chabola de Nobuko mientras Jitsuko visita a Hachi. El samurái le pide a la mujer que lo oriente en el enorme campo de hierba y le muestre el camino a Kyoto. Ella logra burlar el agujero del pozo con tal arte que el samurái cae y muere. Luego baja para despojarlo de sus pertenencias; entre ellas, la máscara de diablo que porta. Al quitársela, observa con pavor el rostro desfigurado del samurái. Aprovechará esta máscara para disfrazarse de demonio y disuadir a Jitsuko de que no visite a Hachi. Y lo logra; pero una noche de lluvia, la máscara se le adhiere al rostro y no se la puede quitar. Le pide ayuda a su nuera para quitársela porque le produce dolor en la cara; cuando se la quita a martillazos, Nobuko tiene el rostro desfigurado. Entretanto, a Hachi lo ha matado un fugitivo que ingresó a su choza para comer.
Hachi, el macho que causa desbalances en el delicado equilibrio del
mundo de Jitsuko y Nobuko. Imagen tomada de IMDb.
El filme tiene una poderosa fotografía en blanco y negro que destaca los claroscuros; las actuaciones de los pocos personajes son excelentes, sobresaliendo la de Nobuko Otowa, quien sería esposa del director años más tarde. El campo de hierba sirve no solo como ambientación que infunde confusión y desconfianza, sino como lecho para el amor y cadalso para la muerte. La reiterada aparición de tomas de la hierba calman o inducen al suspense con la misma facilidad y con el mismo rostro. Kaneto Shindō, director y guionista de este espectacular filme, lo realizó de tal manera que puede tener una doble lectura: como historia de pasiones desbordadas o como alegoría de la debacle sobre la patria nipona ocasionado por su derrota en la II Guerra Mundial.
Ni Hachi ni la joven disimulan la tensión sexual que los atrae.
Imagen tomada de IMDb.
Tampoco simula la suegra, que enseña sin pudor sus pechos a Hachi.
La sensualidad de ambas mujeres está muy bien expresada en el film,
sin caer en lo vulgar. Imagen tomada de IMDb.
Onibaba significa demonio bruja, es un oni de la mitología japonesa. Es claro que alude a la mujer mayor, la madre de Kichi. Los argumentos morales que ella le pone en la mesa a su nuera para que no se acerque a Hachi no sirven de nada; así que opta por la vía mítica, la aparición de un demonio que la intercepta cuando va a fornicar con su amante deberá frenarla, piensa ella. Y lo hace, pero funciona como un bumerán. La máscara la castiga porque sus intenciones no eran honestas, ella quería al hombre para sí; desde que llegó, se le mostraba semidesnuda, se le ofreció sin tapujos («pruébame», le dijo), pero Hachi quería a la joven. El torrente de pasiones la desbordó. Los desbordó a todos. Como dato curioso, la pasión es más desmedida en la mujer adulta que en la joven. Esta es una lectura más apropiada para hoy y para el público occidental.
El demonio que evita que la joven cometa pecado carnal.
Imagen tomada de IMDb.
Una lectura política, alegórica, tiene que ver con el Japón de posguerra, con la destrucción que supuso aliarse con Alemania en la II Guerra Mundial, similar a la destrucción de la nación en la Edad Media, en la que hubo guerras intestinas como las que se mencionan en esta película y en otras que recrean esa época. El desamparo al que se ven sometidas ambas mujeres (el pueblo japonés), que no son respetadas ni ayudadas por otros (los hombres, o los gobiernos, por ejemplo); las obligan a defenderse con las uñas, a prostituirse. En medio de esta desesperanzada anomia, la protección de los dioses, lejos de servirle, le perjudican, tal como la máscara que le arruinó el rostro a Nobuko; misma desfiguración que le arruinó el rostro a las víctimas de Hiroshima y Nagasaki.
Antes de ayudar a su suegra, la joven le exige que prometa
no inmiscuirse más en su relación con Hachi.
Imagen tomada de IMDb.
demoníacos femeninos. Imagen tomada de IMDb.
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(1) El campo de hierba susuki (pasto plateado chino, «maiden», «zebra», «porcupine» o Eulalia, según Wikipedia) es un personaje más de este filme. El suspense, el secreto, el pecado, la muerte, el delito, el deseo, la sensualidad, el sexo, lo mágico, lo religioso, habitan y se desarrollan en él.
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Demon hag; 鬼婆; Onibaba, el mito del sexo; Onibaba; La mujer demonio.
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Reseña en Wikipedia:
Artículo en Wikipedia en inglés:
Ficha en IMDb: https://www.imdb.com/title/tt0058430
Ficha en Filmaffinity: https://www.filmaffinity.com/es/film375113.html
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