"Si con mi mano, por demás indigna, profano este santo
relicario, he aquí la gentil expiación: Mis labios, como dos ruborosos
peregrinos, están prontos, están prontos a suavizar con un tierno beso tan rudo
contacto"
Romeo
La eterna tragedia de amor
Esta es la versión más lograda en
el cine del clásico de William Shakespeare[1].
Brillantemente actuada por dos jóvenes desconocidos entonces (Leonard Whiting y la
bella actriz argentina Olivia
Hussey), esta versión de Romeo y Julieta
resulta particularmente hermosa y cuenta con escenografía y vestuario
impecables. Ni qué decir de la banda musical, cuyo tema central es todo un
clásico del cine universal, y le imprime un dramático romanticismo a ciertas escenas. La música estuvo a cargo del gran Nino Rota, quien también
musicalizara innumerables películas de Federico Fellini. Esta realización estuvo
nominada al Óscar en varias categorías, y ganó las de mejor fotografía y mejor
vestuario. La dirección de Zeffirelli, quien se
ciñó totalmente al libreto original, logró que la actuación de la novel pareja
resultara extraordinaria, al punto que ambos lograron premios por su trabajo.
Shakespeare, quien, al igual que
otros escritores, fue tan filósofo como escritor, nos desvela algunas aristas
interesantes de la naturaleza humana, la que, sin duda, conocía en profundidad:
la intolerancia y la voluntad de poder,
son dos de las que podemos tomar de esta obra. La intolerancia gratuita entre la gente, intolerancia que vela envidia, que se opone incluso a que el amor cristalice y, más allá, ocasiona muertes por asesinato; y la voluntad de poder que lleva a los
jóvenes amantes al límite de sus posibilidades para franquear las dificultades y lograr sus pasionales deseos. Shakespeare no solo conocía la naturaleza y la
condición humanas, sino que las representó con gran maestría en sus inmortales obras
de teatro, con largos y poéticos diálogos, a veces complejos y difíciles para
el actor. Incluso para el espectador.
¿Existiría un caso como Romeo y Julieta en la sociedad
de hoy, a cinco siglos de distancia de los amantes de Verona? No requiere mayor
análisis, ni ser adivino, para afirmar que aún seguimos prácticamente en el mismo sitio
moral, y que muchas cosas no han cambiado un ápice desde la Verona de 1554, incluyendo las incólumes calles donde se rodó el film. Afortunadamente,
para nosotros, si bien no ha cambiado la intolerancia, tampoco ha cambiado la voluntad
de poder para que el amor, al menos en muchos casos, triunfe sobre la
incomprensión y las dificultades gratuitas.
Un gran libreto (nada menos que
del dramaturgo mayor, que nunca recibió un Óscar como mejor guionista, pero que lo ha sido en infinidad de filmes) y un gran director de teatro y ópera, dotado de excepcional sensibilidad artística, se unieron para realizar este hermoso e inolvidable film, cuyo tema musical, por añadidura, también es extraordinario.
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[1] Salvando las distancias con Shakespeare apasionado, que es una extraordinaria película, pero que no sigue el libreto de la obra original.
4 comentarios:
me gustan los caballitos de esta pelicula jajajajajaja se parecen a un amigo mio
jajaja me gustan mucho los caballitos de la pelicula, son originales y me recuerdan a un amigo mio
tu puta madre
ajajjajajajaja pos ya ves, como cabalgan van a galorpe los cabrones ehhh
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