Escenas del celuloide
Película: El verdugo (1963)
Director: Luis García Berlanga
José Luis, por conveniencia y por manipulación de su esposa y de su suegro, hereda el trabajo de este último: verdugo en la España de Franco. Técnicamente podría denominarse «operador del garrote vil». José Luis le tiene repulsión a ese «trabajo». En esta escena se evidencia lo que señalé en el comentario de este filme: que José Luis también es víctima de la circunstancia de ser verdugo. Muy lejos está él de querer quitarle la vida a otra persona. Esta sería su primera ejecución. La escena está basada en un hecho real y fue rodada con una sola toma.
Dos acotaciones adicionales: 1) Berlanga, a pesar de que a lo largo de la película se prevé la reacción del nuevo verdugo y que este se va convirtiendo en receptor de la simpatía del espectador, nos deslinda de él en esta escena, acudiendo al distanciamiento brechtiano por medio de una toma que nos muestra un plano general. De haber hecho un primer plano del rostro de José Luis, no se lograría ese distanciamiento, que parece obedecer a otra finalidad, que es la segunda acotación; 2) el distanciamiento logra mostrar los reacios gestos de José Luis, forcejeando con los guardias civiles para no acudir al encuentro con la macabra máquina y su producto final: segar la vida, resultando ser una tristemente hilarante escena, en la que ambas víctimas: reo y verdugo, son escoltados por personal del penal a lo largo de un agrio patio para llegar a la sala donde se realizará la ejecución, en medio de una atmósfera impasible y pesada; solo aligerada por el humor negro. Mayor reticencia es la del verdugo que la del resignado condenado.
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