Imagen del póster en IMDb.
Gracias a Dios, todavía soy ateo.
Luis Buñuel.
No hay película de Luis Buñuel en la que el maestro no le meta el dedo en el ojo al cristianismo. Tres de ellas: Nazarín, Viridiana y Simón del desierto, son icónicas. Las dos últimas en clave de humor, un humor negro, sarcástico. En estas dos cintas, también, trabajó la hermosa Silvia Pinal. Simón del desierto fue producida por el entonces esposo de Pinal, Gustavo Alatriste. El guion, del propio Buñuel y de Julio Alejandro, puede estar inspirado en la vida de Simeón el Estilita, un santo asceta del siglo IV que vivió en una columna por 37 años, en penitencia.
El papel del anacoreta corre a cargo de Claudio Brook y el diablo lo interpreta una joven y hermosa Silvia Pinal, en lo que —según ella misma dijo (1)— fue su primer desnudo en cine. Simón ha vivido 6 años, 6 semanas y 6 días en una columna (666, la marca de la bestia) y un rico del lugar le construye otra más alta para que dilapide su vida en lo alto, solo, apenas comiendo. Simón es tentado sucesivas veces por el diablo que, en forma de hermosa doncella, lo seduce para que peque y se aleje del Señor. Simón no cae en las tentaciones del diablo; pero este, al final, lo obliga a que lo acompañe al mundo moderno, a una discoteca y ahí se corrompa. La película es de 43 minutos de duración porque se pretendía hacer un largometraje con tres historias, pero no se logró hacer. En su entrevista (1), Silvia Pinal explica el porqué. De suerte que ha quedado como un cortometraje.
Ambas interpretaciones son muy buenas. Destaca la de Silvia Pinal por sus seductoras formas para tentar a Simón y la de Claudio Brook por su empalagosa, cursi e insoportable beatitud, que corresponde a las claves de humor del filme, mucho más corrosivo que otro muy bueno y muy crítico: La vida de Brian(2). Algunos puntos jocosos de esta historia son los siguientes: en una ocasión, el beato no se recuerda del final de una oración; cuando Simón obra el milagro de devolverle las manos a un manco, ni este, ni su familia ni el resto de los presentes le da la más mínima importancia a semejante prodigio; Simón reconoce que tiene la tentación de bajar y de sentir la tierra bajo sus pies; el diablo se hace pasar por Dios (Silvia Pinal con cabellos y barba blancos); al candidato a santo le acusan de tener viandas en un talego y esto constituye una afrenta para él, luego se descubre que el monje acusador se la colocó en la bolsa por estar poseído; a Simón le molesta tener hambre, una molestia como si se tratara de algo fastidioso, indeseable; el anacoreta le dice a un monje que andar limpio es presumir y no es digno de su condición monacal. La película cuenta con más momentos jocosos que los mencionados.
Al final, Simón no cuenta con la misma «suerte» que contó Simeón el Estilita: Buñuel no le permite continuar con su sacra existencia y lo arroja a la corrosiva atmósfera de lo mundano, de lo humano, del frenesí y la locura, de lo desmedido, del vicio y del goce de lo tangible. Buñuel no lo hace él en persona, utiliza al diablo para encubrirse; pero sabemos que fue él.
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(1) Entrevista a Silvia Pinal sobre este filme:
https://www.youtube.com/watch?v=6vYI4TPiAok
(2) El humor del filme de los Monty Python es humor del absurdo, mientras que el de Buñuel es humor incisivo, sarcástico.
---Reseña en Wikipedia:
https://es.wikipedia.org/wiki/Simón_del_desierto
Ficha en IMDb: https://www.imdb.com/title/tt0059719
Ficha en Filmaffinity: https://www.filmaffinity.com/es/film500110.html
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