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15 mayo 2020

El reino - Rodrigo Sorogoyen (2018)


Imagen tomada de IMDb.

La corrupción vista descarnadamente


El reino es un inteligente filme realizado por Rodrigo Sorogoyen en el que convergen diversos elementos muy interesantes de la narrativa cinematográfica. Grosso modo, la película trata sobre la caída de un político (Manuel López Vidal, interpretado por Antonio de la Torre) que tenía gran futuro en el partido, debido a que se le descubre incurso en una trama de corrupción. La tensión alrededor del personaje va in crescendo a lo largo de la historia hasta el culmen de que su vida peligra porque sus adversarios descubren que él no pretende caer solo, muy al contrario, quiere llevarse por delante a todos los involucrados tanto en la trama en la que él participó como en otra mucho mayor. La escena final, de antología, deja al personaje —y a la periodista que lo entrevista— en una encrucijada ética irresoluta.

Varios puntos dignos de mención. Voy con algunos, sin garantizar que están todos los que son. 1. La trama en la que Manuel se ve envuelto nunca se detalla en la película. ¡Y no hace falta! ¿Por qué? Pues porque todos los espectadores sabemos que esas tramas, con innumerables variables específicas, tratan de lo mismo: robo de dinero. Quizás algunas sean sobre poder, pero es un poder para luego adquirir dinero o equivalente: euros, dólares, oro, propiedades, acciones, contratos, mordidas. 2. En vista de que no da detalles del trasfondo de la corruptela, el cineasta optó por imprimirle un ritmo trepidante a la acción. El ritmo marca el desarrollo de la trama y mantiene al espectador expectante durante los 130 minutos que dura la película. La muy apropiada música colabora de manera decisiva para lograr el ritmo vibrante del filme. 3. El guionista (el mismo Sorogoyen junto a Isabel Peña) han logrado anonimizar el grupo político al que pertenece Manuel. Tampoco importa, porque ya sabemos —al igual que en el punto 1 anterior—, que el robo lo cometen políticos de todo el espectro ideológico. Los que hemos vivido en países gobernados por demócratas primero y por comunistas después, sabemos que estos últimos roban mucho más que los primeros. Es un gran mérito el que no hayan identificado la trama de corrupción con ningún partido político. ¡Excelente! 4. A pesar de no detallar la trama, se desvelan deslealtades y tramas que encubren a otras tramas, un verdadero entramado que es la punta del iceberg que cobija a un sistema interneuronal de corrupción y complicidades (junto a deslealtades). Nadie es amigo verdadero de nadie, pero todos adoran al dinero. 5. Cuenta con excelentes actuaciones y personajes arquetípicos: desde el político incorruptible (¿?) e intachable, pasando por el empresario «tonto útil» o testaferro, hasta matones de poca monta. Una nota: al sistema judicial no lo critica; al contrario, sale muy bien parado, cosa que no siempre vemos en la vida real. 6. El final, en una tónica muy distinta del resto de la película (una suerte de catarsis posterior a la vorágine de los sucesos precedentes) es un intento serio sobre el trasfondo de la corrupción: la moral o ética que se trastoca para lograr fines tan espurios como el dinero mal habido. Muestra que el movible código (a)(in)moral de los políticos (y no solo de ellos) lo retuercen conforme a su libre conveniencia.

Los políticos parecen ser la casta incompetente que no logra satisfacerse profesional y económicamente sin depredar a los demás. Ese es el mensaje que siempre dan. Pasan las décadas, y (casi) todos dan el mismo mensaje. Las sociedades modernas son muy complejas para que los mediocres las gobiernen —y, precisamente, son ellos los que más se enrolan en política—; mientras que los que son buenos de verdad, no se quieren dedicar a eso, se dedican a sus negocios o quehaceres normales (bien sean negocios en empresas o investigación o docencia o arte, lo que sea menos política). Así las cosas, el mundo está cada vez más revuelto.

La película quedó finalista en los premios Lux Film Prize de 2019, certamen patrocinado por el Parlamento Europeo, un premio más entre los muchos que ha recibido. Magnífica película.


Imagen tomada de Filmaffinity.


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Proyecto El chico

En 2007 realizamos un proyecto en ambiente Web 2.0: traducir la película -en dominio público- El Chico, de Charlie Chaplin (1921), a diversas lenguas. Inicialmente en Google Video se tradujo a 26 lenguas, 4 de ellas por humanos: 3 por colaboradores de Portugal, Francia e Italia, y el autor de este blog. Las demás lenguas se tradujeron vía traductores online, la mayoría a través de Translate Google. Ahora la película está en YouTube, con intertítulos en 12 lenguas. Más información sobre este proyecto en este enlace. Ver la película en YouTube.

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