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Advertencia: destripe.

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27 abril 2021

El festín de Babette - Gabriel Axel (1987)


Imagen del póster en IMDb.

El ágape de los beatos.


Finales del siglo XIX. En una remota aldea de la costa occidental de Dinamarca (península de Jutlandia), viven dos ancianas hijas de un pastor protestante que fundó una pequeña congregación basada en el ascetismo y en la práctica estricta de los preceptos religiosos (tanto que recuerdan a los amish). A pesar de su pobreza, Filippa (Bodil Kjer) y Martine (Birgitte Federspiel) son solidarias y piadosas con los pobres; les llevan comida y los ayudan. Cada semana presiden las reuniones de los pocos feligreses en su casa, ahora sin su padre, ya muerto; siempre que las viejas rencillas entre ellos lo permitan. Una mujer más joven, francesa, de nombre Babette (Stéphane Audran), les lleva el té. Para explicar porqué tienen una dama francesa como sirviente, la película regresa en el tiempo casi medio siglo. 


El pastor y sus hermosas hijas, que quedarán
para vestir santos. Imagen tomada de IMDb.


Un joven oficial de la caballería sueca, Lorens Löwenhielm (Gudmar Klöving), es enviado por su padre a casa de una tía en una especie de retiro espiritual para que el chico siente cabeza y cambie de actitud. El chico se enamora de la bella Martine (Vibeke Hastrup)(1); pero no deja de ser un amor platónico, él se va, aprendió a ver la vida de otra manera y se despide para siempre. De Filippa (Hanne Stensgaard)(1) se enamora otro hombre que visita el pueblo, el tenor Achille Papin (Jean-Philippe Lafont), que le da clases de canto a la bella doncella, de cuya voz se ha prendado. Todos los pretendientes de las chicas son desestimados por su padre (Pouel Kern). Treinta y cinco años más tarde, aparece en la puerta de su casa una mujer con una carta de presentación firmada por Achille Papin, pidiendo que le den albergue a la portadora, quien huye de la masacre en la que está sumida París. Ellas le dicen que no pueden pagarle, pero Babette no pretende cobrar, solo trabajar y vivir. La alojan en la buhardilla y, con el tiempo, Babette (que fue chef de un famoso restaurante de París, el Café Anglais) mejora los desabridos platos de comida que ellas preparan para los enfermos y ancianos pobres.


Babette sirviendo el té. Imagen tomada de IMDb.


A tres lustros de su permanencia en la aldea, recibe un cheque con un premio de lotería que ha ganado. Diez mil francos. Para la cena del centenario del nacimiento del padre de Martina y Filippa, que celebrará la congregación, Babette pide ser la cocinera. Costeará todo y traerá los ingredientes para el banquete desde París a través de un sobrino que trabaja en la marina mercante. Un sueño que tiene una de las hermanas le hace presagiar que el banquete puede ser un acto de seducción cuasi satánico del que deberán desligarse; de manera que se reúnen con los congregantes y acuerdan no caer en la tentación: no harán alusión alguna a la comida y a la bebida.


Babette preparando los deliciosos platillos.
Imagen tomada de IMDb.


Pero tienen el infortunio de que asistirá la tía de aquél joven oficial junto con el ahora general Lorens Löwenhielm (Jarl Kulle)(1). El general sabrá apreciar todos los exquisitos platos y bebidas con que Babette deleitará a los insípidos comensales y hará halagadores comentarios sobre ellos; recibiendo por parte de los presentes respuestas disociadas de su comentario. Incluso recordó que hubo una gran chef en el Café Anglais que fue la creadora de la codorniz en sarcófago (uno de los platillos). Pero el banquete tuvo otra secuela: les abrió el postigo del perdón y de la redención: viejas rencillas y desencuentros entre ellos fueron borrados y remitidos.


El general Löwenhielm, (casi) el único que apreció
sin mezquindad la calidad de la comida.
Imagen tomada de IMDb.


Babette se gastó todo el premio de lotería en la comilona. Eso es lo que costaría en el Café Anglois una cena para doce: diez mil francos. Las hermanas, que creían que regresaría a París, quedan anonadadas cuando Babette les dice que no regresará; que no tiene a nadie en París y que ya no le queda ningún dinero. Martine, entre lágrimas, le dice: «Ahora serás pobre el resto de tu vida», a lo que Babette responde: «Una artista nunca es pobre». Philippa le dice: «Pero este no es el final, Babette. En el paraíso serás la gran artista que Dios quiso que fueras», la abraza, lagrimeando, y añade: «¡Qué felices van a ser los ángeles!».


El cochero del general también apreció y agradeció
la deliciosa comida que le ofreció Babette.
Imagen tomada de IMDb.


Una de las cosas que más llama la atención es que, lo común en las historias suele ser que el respingado citadino llega a la aldea y allí aprende la sabiduría que —por algún ignoto motivo— le está negada a los de las urbes. Es más, en esta misma película, el joven Lorens aprende los verdaderos valores y actitudes que deben guiar su proceder en la vida en esta aldea, de manos del padre de las hermanas y de su tía. No es el caso de Babette. Lejos de pretender ser el macho cabrío de un aquelarre que embriagaría el paladar de los santurrones, dio una lección de humildad y modestia que dejaron perplejas a Martine y a Filippa; mientras que a los otros les ablandó el corazón y los invitó a hacerse las paces y a reconciliarse entre ellos.


No solo dio una lección de cocina, también de
humildad y de generosidad.
Imagen tomada de IMDb.


El proceso de enseñanza-aprendizaje casi siempre es bidireccional. Babette también aprendió algo. Ese algo que aprendió fue lo que la hizo decidirse por quedarse en ese pequeño y olvidado pueblo y no regresar a la vorágine de la vida parisina. Aprendió que la vida modesta y tranquila en una villa también puede ofrecer satisfacción, cuando no gratificación.


Babette en el desván. Imagen tomada de IMDb.


La película está hecha con tal maestría que, sin ser un film en el que destaque ninguna acción (todo lo contrario, es una cinta calmada, sosegada, plana), la atención del espectador no decrece en ningún momento. Con razón ganó el Óscar a mejor película de habla no inglesa.


Imagen del póster en Filmaffinity.


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(1) Debido a la elipsis tan pronunciada, los actores de los personajes jóvenes no son los mismos que interpretan a los personajes viejos.

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Reseña en Wikipedia:
Artículo/reseña en Wikipedia en inglés:


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Proyecto El chico

En 2007 realizamos un proyecto en ambiente Web 2.0: traducir la película -en dominio público- El Chico, de Charlie Chaplin (1921), a diversas lenguas. Inicialmente en Google Video se tradujo a 26 lenguas, 4 de ellas por humanos: 3 por colaboradores de Portugal, Francia e Italia, y el autor de este blog. Las demás lenguas se tradujeron vía traductores online, la mayoría a través de Translate Google. Ahora la película está en YouTube, con intertítulos en 12 lenguas. Más información sobre este proyecto en este enlace. Ver la película en YouTube.

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