La dolce vita en tiempos de guerra
Mediterráneo
es la cinta que ganó el Óscar
a la mejor película extranjera en 1991. Es una película que trata sobre la toma
de una isla griega por un pelotón italiano durante la II Guerra Mundial. Luego
de una inspección muy cautelosa, se dan cuenta que la isla está habitada
solamente por lo pobladores nativos, cuyas vidas están ausentes del pandemónium
de la guerra. La vida en la isla sigue tan apacible como siempre lo fue. De
manera que lo que hubiera sido una ocupación se convierte en una agradable
estadía vacacional, con el Mediterráneo como compañía vital.
La oportunidad que la vida les brinda en
bandeja de plata no la desaprovechan. La convivencia con los pobladores
locales, la interacción incluso amorosa con ellos, el afianzamiento de los
lazos de amistad entre ellos y la dolce vita que se
disfruta en la isla, constituyen los elementos transformadores de la visión del
mundo que estos guerreros tenían. Uno de ellos, incluso, se casa con la
prostituta del pueblo y se queda a vivir en la isla, donde pone a funcionar un
restaurante. Toda la historia transcurre con una cinematografía de gran
factura, buenas interpretaciones, destacando la de Diego Abatantuono, buena
fotografía y montaje, y una magnífica música de raíz griega. La película tiene
el sello del excelente y sabroso cine italiano.
Años después, dos de los compañeros de la
milicia regresan a visitar al que se radicó en la isla, ahora viudo. Los
recuerdos de su vida en la isla, la decepción por el absurdo de la guerra y
porque las promesas políticas no se cumplieron (el mundo mejor por el que
lucharon no es tal) y lo reconfortante que significa la amistad para soportar
la vida, dan cierre a esta excelente película que no nos cansamos de ver, igual
que no se cansan de ver los personajes al legendario mar Mediterráneo, que siempre
los acompañó. Impecable realización de Gabriele Salvatores,
llevada a cabo con la ayuda del grupo telecomunicacional de Silvio Berlusconi.
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