El cinema como lenguaje universal
Quizás ver hoy esta película[1] no sea demasiado emocionante
para algunos (¿muchos?) espectadores modernos, pero en su época fue toda una
cátedra de experimentación cinematográfica. Dziga Vértov tomó una cámara[2] e
hizo innumerables tomas de la vida ordinaria tal cual es. Demoró cuatro años
registrar un día típico de las ciudades soviéticas, con más de 1.700 tomas.
¿Una anticipación del neorrealismo italiano o del cinéma verité francés?
Quizás. Llaman la atención dos cosas. Una, la toma de circunstancias y
personajes reales de la vida real, en la vida real, sin guión, sin el plató
cinematográfico, sin actores, sin intertítulos. Solo un estudiado montaje hila
una suerte de historia, pintada de ideología marxista: el “hombre nuevo” de la
revolución bolchevique es filmado en sus quehaceres cotidianos, con ese
entusiasmo de barrer con escoba nueva, de hacer una nueva patria desde las
cenizas del incompetente e injusto zarismo. Todos parecen ser Stajánov. Un entusiasmo que al cabo de unos
60 años estaría desinflado por la incompetencia de la revolución y de sus
nuevos zares, por el modelo fracasado y castrante de libertades individuales y políticas.
Otros directores han hecho también documentales, incluyendo cineastas de gran
renombre, con cierto matiz ideológico. La otra cosa que llama la atención es sus
tomas osadas, novedosas, creativas, y su posterior montaje. De esa
experimentación salieron modos y procedimientos hoy ordinarios en el cine. Se
le debe mucho a Dziga Vértov, aunque él esté hoy –de cierta manera- tras
bastidores en la historia del cinema.
No hay un argumento que atrape, pero atrapa la secuencia de imágenes y se crea una expectativa en relación con la siguiente escena: ¿qué vendrá ahora? Muchas tomas son realmente novedosas e impactantes para la época: el nacimiento de un ser humano con la cámara mostrando su “salida” al mundo, mujeres semidesnudas, cámara filmando a otro camarógrafo, tomas del montaje de la misma película, y también del visionado de la película en una sala cinematográfica (de manera que el film es, también, una visión del cine hecha por el cine; es más, del film visto por él mismo), toma desde el suelo bajo una locomotora y ésta transitando sobre la cámara, ángulos extraños para lograr encuadres poco usuales, empleo creativo de la sobreexposición y de la profundidad de campo, cámara lenta, cámara rápida, imagen congelada, montaje original, efectos especiales. Cuanta técnica uno pueda imaginar, estuvo ensayada en esta gran película. La intención de la película la dice Vértov al comienzo de la cinta: "Este film es un experimento de comunicación cinemática, de eventos reales, sin intertítulos, ni historia, ni teatro. Un experimento con el objetivo de crear un verdadero lenguaje universal del cinema, basado en su absoluta separación del lenguaje del teatro y de la literatura".
En su momento, la película fue duramente criticada por
diversos aspectos, uno de ellos –quizás el más curioso- era que el tiempo
promedio de las escenas es de algo más de 2 segundos, 5 veces menos que la
media de otras películas. A este respecto, acierta el crítico Roger Ebert en
calificar a esta característica como "mundana", diríase irrelevante.
Lejos de resultar una película antigua, El hombre con la cámara es, aún hoy en
día, una película que se deja ver, e incluso asombra. Está plenamente vigente
como experimentación cinematográfica de vanguardia. En relación a la ideología,
no debe afectar ésto al espectador, quien hará caso o caso omiso de ella. Eran
tiempos de mucha propaganda, adoctrinamiento y esperanzas del nuevo modelo
soviético, que ya sabemos implotado. Tal como veríamos El acorazado Potemkin.
Lo valioso de la película es el elemento técnico y su propuesta artística.
Comparada muchas veces con Berlín: sinfonía de una gran ciudad, de Walter Ruttmann (1927) (verla aquí), que constituye un excelente
documental sobre la vida en Berlín, hecho pocos años antes del caos de la II Guerra Mundial, El hombre con la cámara le supera en técnicas y en propuesta
artística. No desdice del documental alemán, pero es un filme superior a éste.
Dentro del cine experimental y del documental, El hombre con
la cámara es de los mejores, es pionero, es cátedra.
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[1] También llamada El hombre de la cámara, o El hombre con
la cámara. El título en inglés es Man with a movie camera. Este film también se
puede ver en este enlace.
[2] El camarógrafo per sé fue su
hermano Mikhail Kaufman (el nombre real de Vértov era Denis Kaufman). El
montaje lo realizó su esposa Elizaveta Svilova.
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