Salvaje hipocresía
La caza es la película que lanza
a Carlos Saura al ruedo internacional. Filmada en un agreste terreno y en
blanco y negro (probablemente por razones presupuestarias), nos narra la
historia de tres amigos, ex combatientes de la Guerra Civil Española, que van de cacería
de conejos a la hacienda de uno de ellos. El clima de la película aumenta en
tensión sutilmente, como un efluvio atomizado, hasta el sorprendente final. Saura ganó el Oso de plata al mejor director en 1966 en el Festival de Berlin por este film.
La excelente fotografía y una
música que teje el devenir de la historia hacia senderos insospechados, constituyen dos de los elementos mágicos del filme. Uno de los tres amigos, debido a dificultades financieras, le solicita dinero al más pudiente. Éste se
lo niega, pero le ofrece trabajo en su empresa, donde también trabaja el
tercero de ellos. Esto constituye casi una ofensa para el orgulloso solicitante.
A partir de este momento, los acontecimientos comienzan a desencadenarse de
forma cada vez más tensa y peligrosa. La irracionalidad irrumpe como solo ella
sabe hacerlo, en este caso apoyada por el elemento climático (un insoportable calor que ahoga a los cazadores). La psiquis de cada uno -que Saura nos muestra a través de sus pensamientos en off- sufre devaneos que los lleva a lo impensable. Detrás
de la deshonesta careta, se encuentra un resentimiento cuya raíz es una malsana
envidia, detonante de lo postrero.
La amistad, empañada por una
hipocresía muy bien matizada, que socialmente es aprobada por todos, puede caer
en barrena cuando se le somete a lo que –parafraseando a los contadores- sería la
“prueba del ácido”: el desvelar el barro en el cual se ha sustentado. La obsecuencia
da paso a la intransigencia y a la intolerancia. Detrás de la cortina de una hipócrita solidaridad
y “fraterna calidez” se esconde egoísmo, individualismo y envidia. Surge el
resentimiento como calmante peor que la enfermedad, hasta que tenemos una sociedad
dividida, conformada por individuos que solamente comparten un territorio. No es de extrañar que muchos estudios den resultados del tipo "yo soy más feliz mientras a mi vecino no le vaya mejor que a mí"[1].
Esta película de Saura, realizada
en la época de una recalcitrante censura franquista[2], también tiene una lectura política, más allá del planteamiento sicológico. Es contra
el franquismo que Saura cornea, contra esa respuesta brutal que el caudillo le
da a una sociedad que desea independencia, autarquía, y la posibilidad de entrar
en el carril de la postmodernidad. La tensa relación entre la moral del amo y
la del esclavo. Es, aún hoy en día, una triste realidad en muchos países.
En La caza, Saura plantea una
posible salida a esa situación límite, en la que la relación ganar-ganar pasa a
ser perder-perder. Excelente película, cuyo desarrollo prende al
espectador de principio a fin.
[1] Ese ha sido el resultado en un estudio realizado en USA.
[2] En los sesenta, el mundo se convulsionaba por severas reformas en lo moral, en lo político, en lo social, en lo cultural, en lo religioso, en todos los órdenes; ésto invitaba al conservador franquismo a aumentar su rígido control sobre la sociedad española, a ahogarla como el clima a los cazadores de Saura, a fin de hacerla impermeable a los progresistas cambios que se gestaban en su derredor, que eran contrarios a los intereses de la dictadura.
[2] En los sesenta, el mundo se convulsionaba por severas reformas en lo moral, en lo político, en lo social, en lo cultural, en lo religioso, en todos los órdenes; ésto invitaba al conservador franquismo a aumentar su rígido control sobre la sociedad española, a ahogarla como el clima a los cazadores de Saura, a fin de hacerla impermeable a los progresistas cambios que se gestaban en su derredor, que eran contrarios a los intereses de la dictadura.
1 comentario:
Quiero verla.
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